Por Claudia Ortiz
Cuando Dios decide restaurar, todo lo hace nuevo, Él puede y
sólo es cuestión de nuestra disposición y entrega, justo como Gustavo lo hizo,
después de una vida de placeres, vicios y degenere que se desvió hacia el homosexualismo, se “topó”
con el Señor, comenzó a conocerlo y le dijo sí, al grado que abandonó toda la
vida que llevaba y ahora su tiempo y su vida están consagradas a Él.
Su vida y uno de sus libros hablan de un “Homosexual convertido” pero su historia, en sus diversas etapas, puede servir a muchos para detectar los conflictos que los pueden derivar, si no en una tendencia sexual, sí en cualquier otra situación nociva que impida su felicidad.