jueves, 24 de agosto de 2017

De “su propio Egipto” a Jericó

Por Claudia Ortiz

Arlina llevaba una vida sin Dios, no sólo porque no tenía fe ni una relación con Dios sino porque a través de otros -a través de libros y otras referencias- supo de Él y determinó que no quería nada con ese Dios. Pero sumergida en el odio y en los problemas estuvo dispuesta a conocerlo y la suya  se ha transformado en una vida de y para Dios; dedica largas horas de su día no sólo a alabarlo, sino también a promoverlo y enseñarlo a los demás.
Su vida ha sufrido un cambio radical, primero que nada porque ya no se trata de dólares, inversiones, compra de fincas y ganancias millonarias, además por obediencia cambió de residencia, de Estados Unidos ahora vive en México y ahí inició su labor promoviendo sobre todo la enseñanza católica y la sanación.