lunes, 18 de julio de 2016

Tocado por María da esperanza a olvidados


“Siento que la Virgen me restituyó lo perdido, soy una vocación fustrada, pero tengo una misión realizada y eso me hace feliz, yo ahora me siento feliz”.

Por Claudia Ortiz
Desde pequeño, Salvador Íñiguez, conoció el mensaje de la Santísima Virgen María, en su advocación de la Reina de la paz, y a lo largo de su vida trató de ignorarlo en dos ocasiones, pero la Virgen le tenía una misión muy especial, llegar a los pobres, a los olvidados, a los pecadores, a los más necesitados, así que la Virgen le hizo un nuevo llamado y después de despotricar contra la Iglesia y de sentir un fuerte odio hacia ella y los sacerdotes, Salvador volvió no sólo sus ojos y su corazón, sino sus manos, sus pies y todo su ser y ahora están consagrados a Dios y a su Madre.
Y su Misión es llevar este amor, este mensaje de esperanza y consuelo a los que creen que no valen nada, que se venden por unos pesos, por eso por las noches visita los prostíbulos y va hablando del Dios y una Madre que los ama a todos, a pesar de su condición, a pesar de su pecado.