“Siento que la Virgen
me restituyó lo perdido, soy una vocación fustrada, pero tengo una misión
realizada y eso me hace feliz, yo ahora me siento feliz”.
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Por Claudia Ortiz
Desde pequeño, Salvador Íñiguez, conoció el mensaje de la
Santísima Virgen María, en su advocación de la Reina de la paz, y a lo largo de
su vida trató de ignorarlo en dos ocasiones, pero la Virgen le tenía una misión
muy especial, llegar a los pobres, a los olvidados, a los pecadores, a los más
necesitados, así que la Virgen le hizo un nuevo llamado y después de
despotricar contra la Iglesia y de sentir un fuerte odio hacia ella y los
sacerdotes, Salvador volvió no sólo sus ojos y su corazón, sino sus manos, sus
pies y todo su ser y ahora están consagrados a Dios y a su Madre.
Y su Misión es llevar este amor, este mensaje de esperanza y
consuelo a los que creen que no valen nada, que se venden por unos pesos, por
eso por las noches visita los prostíbulos y va hablando del Dios y una Madre
que los ama a todos, a pesar de su condición, a pesar de su pecado.
En su infancia conoce
a María
Salvador nació el 3 de julio de 1974 en un hogar católico
formado por sus papás Salvador y María del Refugio, él es el menor de los diez
hermanos con los que vivió en Cajititlán. En vacaciones, su mamá los llevaba a
visitar a su abuela paterna, doña Ramona, que vivía sola luego de que su esposo
la abandonara cuando estaba embarazada de Salvador, papá del entrevistado.
Aún conserva el libro que le dio su abuelita, |
Doña Ramona era una ferviente católica y levantaba a sus
nietos con oraciones, a las 12 rezaban el Ángelus, después a las 5 una oración
al Sagrado Corazón de Jesús, por quien tenía una especial devoción, y no
permitía que nadie faltara al rezo del rosario a las 7 de la tarde, pero antes
les daba a leer libros sobre su fe, especialmente vidas de santos.
Cuando Salvador tenía diez años de edad, a él le dio el
libro: “La Virgen María Habla en Medugorie”, un documento que expone las
apariciones de la Reina de la Paz, cuya portada y contenido le impresionaron de
gran manera, y si bien antes no le entusiasmaba rezar, después de la lectura de
ese libro –durante Semana Santa- la Virgen “se tatuó en mi corazón, mi vida
tomó otro sentido porque tenía más conciencia de las cosas espirituales” y
también se fortaleció el vínculo afectivo entre él y su abuela, al grado que él
se quería quedar a vivir con ella, pero sus papás no lo dejaron porque tenía
qué continuar sus estudios.
Se volvió muy fervoroso, ya quería ir a Misa y además le
hablaba a todos sobre la Virgen que se aparecía en Medjugorje, un asunto desconocido
para muchos.
La burla lo hace
dejar a un lado su fe
Su abuela murió cuando Salvador entró a la secundaria, esto
fue algo muy duro para él por el lazo afectivo que ya los unía a partir de la
fe, y la forma en que se sentía unido a ella era rezando el rosario, así que
comenzó a rezarlo más, por ejemplo de ida a su escuela, sin embargo sus
compañeros comenzaron a burlarse porque “rezaba como las viejitas”.
Para Salvador fue toda una sorpresa porque él creía que era
“normal” rezar el rosario, que todos lo rezaban, cuando descubrió que no era
así y sus compañeros comenzaron a burlarse, prefirió abandonar las prácticas
religiosas, se avergonzaba de su familia por profesar su fe y empezaron las
mentiras con su mamá, a quien le decía que iría a Misa y en realidad se iba con
sus amigos a jugar futbol.
En aquella ruptura, si bien se desconectó de las cosas de
Dios, nunca quiso realizar ninguna cosa excesiva o contraria a la Voluntad de
Dios, por temor al castigo de sus papás y porque sabía que estaba mal; sus amigos,
por ejemplo, llevaban revistas pornográficas, pero él no quería verlas.
Una vocación
sacerdotal frustrada
Cuando cursaba tercero de secundaria un amigo lo invitó a un
grupo juvenil en donde se integró de tal forma que aunque nunca consideró la
posibilidad de ser sacerdote, aceptó asistir a un preseminario. Después de
vivir esa experiencia “Me encantó, lo aprobé y me quedé”. Finalmente tuvo en
claro que quería consagrar su vida a Dios, así que ingresó al Seminario Menor.
Cursó dos semestres totalmente feliz y convencido de su
vocación, sin embargo el tercer semestre fue uno de los 283 alumnos que
reprobaron Química y que por dicho motivo fueron corridos del Seminario, dijo.
A Salvador le afectó tanto que fue a suplicar que no lo corrieran por eso, sin
embargo tuvo que firmar una carta en la que afirmaba que el sacerdocio no era
su vocación.
Nace un odio a la
Iglesia
Este suceso generó un odio a la figura sacerdotal y a la
Iglesia, “se me salió de las manos de la forma más horrible. No soportaba ver a
un sacerdote, sentí que se burlaron de mi”.
Se regresó molesto y deprimido a vivir con su mamá en
Cajititlán por tres años y en una sola ocasión su mamá se acercó y le pidió que
no se expresara mal de los sacerdotes y de su Iglesia, y que no dejara de rezar
–cosa que Salvador ya hacía-, motivo por el que decidió no hacer sufrir a su
mamá e irse a vivir a otro lado.
Se mudó a Guadalajara, rentó un cuarto y tuvo que trabajar
en tiendas de autoservicio para solventar sus estudios como enfermero. En aquel
tiempo sentía una gran depresión por lo que vivió en el Seminario, por el lugar
en donde tuvo que llegar a vivir, el trabajo que tenía y el bajo salario que
ganaba.
Creció en él el odio, mientras se generaba en su interior un
gran vacío que quiso llenar con cosas materiales, y en cuanto pudo trabajar de
enfermero y comenzó a ganar más dinero, procuraba adquirir lo último en
cuestión de tecnología, ropa y zapatos de marca. “De todos en el hospital, era
el único que no tenía hijos qué mantener así que me mantenía el ego”. Contó que
en una ocasión, cuando llegó a su casa y se puso unos zapatos de dos mil pesos,
comenzó a llorar, porque se dio cuenta en el interior, que eso no lo llenaba,
que por dentro él seguía vacío.
Salvador se alejó totalmente de los sacramentos, prometió jamás
volver a colgarse algún crucifico y además siempre que podía se expresaba muy
mal de los sacerdotes y de la Iglesia.
Su reencuentro con la
Reina de la Paz
Sergio era amigo de Salvador y ocasionalmente lo invitaba a
su casa. La mamá de Sergio, la Señora Maru, conocía lo que había pasado con su
vocación sacerdotal y sabía de su reciente odio a la Iglesia, por lo que cuando
lo veía, siempre le hablaba, de un modo u otro, de la fe, de las oraciones y le
regalaba artículos religiosos que al llegar a su casa, Salvador rompía en
pedacitos y tiraba a la basura.
Con su muy querida Madre. |
En una ocasión, durante una nueva visita a casa de su amigo
Sergio, doña Maru le contó a Salvador que recién había llegado de Medjugorje,
“un lugar donde se aparecía la Virgen” y le trajo de recuerdo un rosario que
había sido colocado en una Mesa en la que durante sus apariciones, la Virgen lo
había bendecido. Salvador se sorprendió, recordó a su abuela, pero prevaleció
su molestia, tomó el rosario y lo arrojó en su mochila.
Tiempo después, un miércoles 24 de junio, al salir de
trabajar, Salvador abordó un camión en el que iba sólo gente mayor, pero cuando
en una parada vio subir jóvenes, quiso presumir su celular que ya podía tener
música, lo último en tecnología en ese momento, así que sacó el dispositivo y
quiso hacer lo mismo con los audífonos, sin embargo estos se atoraron y no
lograba sacarlos de la mochila.
Al momento que dio el jalón, salieron los audífonos y
también aquel rosario bendito que le regaló doña Maru, y al tomarlo en su mano
alcanzó a leer la inscripción tras la Cruz: “Medjugorje” y en ese momento se
desconectó de la realidad y se conectó con su pasado, las vivencias con su
abuelita se hicieron presentes, así como las líneas de aquel libro sobre las
apariciones de la Virgen, en un momento todos esos recuerdos se hicieron vivos,
tocaron su corazón y lo sumergieron en un llanto.
De tan sólo recordarlo se conmueve y vuelven las lágrimas.
Salvador volvió a la realidad cuando los pasajeros lo movieron para hacerlo
reaccionar y le preguntaron si estaba bien, entonces quiso huir del momento, se
bajó del camión y se subió a otro, sin fijarse en la ruta que abordó, pero
continuó llorando, así que nuevamente se bajó del camión y ya en la calle, vio
a un grupo de monjas que ingresaron a un edificio, se acercó y les preguntó si
era un convento y si le permitirían entrar a la Capilla. Las religiosas le
dieron el acceso y lo condujeron a una Capilla que se encontraba sola y en
donde, en un área pequeña, se encontró con una imagen de la Reina de la Paz,
tal como la Virgen se presentó en Medjugorje.
Salvador no pudo dejar de llorar, se postró ante ella y
comenzó a rezar el rosario como lo hacía muchos años antes. Recuerda que entre
sus oraciones le reclamó a la Virgen porque lo dejó solo, “Tú me dijiste que
siempre ibas a estar conmigo”, reprochó, y sin tener en cuenta el tiempo,
lloró, oró y reclamó, pero abrió su corazón.
Una muestra de que
estaría con él
Mientras estaba en su oración, nuevamente sintió que lo
movían, esta vez se trataba de un señor que le pidió ayuda para mover una
imagen, en ese momento se dio cuenta de que la Capilla estaba llena, había
pasado ahí alrededor de tres horas y no se dio cuenta ni del paso del tiempo ni
de la llegada de las personas. Ayudó al Señor y caminó hacia la salida pero al
llegar al fondo, un sacerdote que estaba en el confesionario lo llamó y le
dijo:
-¿Cómo estás? Cuéntame, ¿qué has hecho con tu vida? Tu
confesión, ¿en calidad de religioso o de laico?
Esta última pregunta tocó sus recuerdos, sintió odio
nuevamente y le aseguró:
-No soy religioso.
-No eres, pero lo fuiste…
Y comenzó a decirle los pecados que efectivamente había
cometido, mientras escribía en un papel, mismo que dobló e introdujo al
bolsillo de su bata y le dijo:
-Te espero el domingo para una confesión general.
Le dio la absolución, le pidió que se quedara a Misa y que
ofreciera a la Virgen su comunión porque era el aniversario de las apariciones
de la Virgen de Medjugorje.
Salvador nuevamente se conmueve de tan sólo recordar ese
momento tan hermoso de reencuentro con la Madre Santísima que aún le tenía
reservado otro regalo.
Después de la Santa Misa se fue a su casa, se recostó y
siguió llorando hasta que se despertó al día siguiente y se dio cuenta de que se
quedó dormido tal cual llegó, sin siquiera quitarse el uniforme. Después de
bañarse, al querer recoger su uniforme, descubrió el papel que el Padre había
metido a su bolsa y resultó impactante descubrir que el sacerdote con el que
platicó, era justamente el autor del libro de Medjugorje.
Toda esta experiencia, prácticamente mística, tocó su
corazón y lo hizo retomar su vida de fe y de oración, asistió el siguiente
domingo y se confesó y después tuvo la oportunidad de que el mismo sacerdote se
convirtiera en su Director Espiritual. “Para mí la experiencia mística más
fuerte en mi vida fue encontrarme con Cristo por medio de la confesión y de la
Eucaristía. Sobre todo darme cuenta de su presencia real en nosotros a través
de los sacramentos; y trato de verlo y escucharlo pero en mi prójimo”.
El inicio de su
Misión
Salvador ingresó a un grupo de oración de la Reina de la
Paz, en donde se reflexionaban los mensajes que la Virgen había dado durante
sus apariciones en Medjugorje y a raíz de eso se dio todo un gran proceso de
conversión, “volver a experimentar el amor de Dios, sentir que me daba la
capacidad de perdonar”, buscó entonces al Padre que fue su director espiritual
en el Seminario para pedirle perdón y
decirle que lo perdonaba, cuando lo hizo “sentí que me quité una trocada de
piedras de encima”.
Les habla de Aquel que las ama a prostitutas. |
Desde entonces salía siempre de su casa con imágenes de la
Virgen y rosarios, y así como antes se había encargado de despotricar en contra
de la Iglesia, ahora se dedicó a pregonar el nombre de Jesús y María y su
mensaje de amor. “Cambié radicalmente porque veía gente triste en la calle o
drogadictos, y yo iba y les hablaba de Dios: ´Cristo te ama hermano aunque
tengas esos vicios…´”. Así en una ocasión, cuando acompañó a un amigo al
centro, se le acercó una mujer y le dijo:
-¿Güerito no quieres que te haga el amor?
-No, el que te quiere hacer el verdadero amor se llama
Jesucristo.
“Y empecé a entablar un diálogo con ella, y después se
acercó otra y también, pero a la otra le dije que cuánto cobraba, no me acuerdo
si me dijo que $250 ó $350 y le dije,
pues la verdad cobras muy poquito, ustedes no valen eso… ustedes valen
la sangre de Cristo, su precio es incalculable porque fueron comprados a precio
de sangre… “.
Contó después esta experiencia a su director espiritual y al
paso de un tiempo, un joven de nombre Guillermo ingresó al grupo de Reina de la
Paz y comentó que se dedicaba a evangelizar en pandillas pero que quería
comenzar a ir a los Prostíbulos, así que platicaron de la experiencia e
inquietud que tenía Salvador sobre el asunto, se organizaron, comenzaron a
hacer esta labor e iniciaron su apostolado María Reina de la Paz Dame tu
Corazón Herido, que ha sido reconocido recientemente por la Arquidiócesis de
Guadalajara.
Con este apostolado Salvador pretende que estas personas,
las más olvidadas, sepan que tienen un Dios que las ama a pesar de su condición
de pecado, y una Madre que aboga por ellas. Además de asistir a evangelizar a
los prostíbulos y parroquias donde hay problemas con pandillerismo y
drogadicción, también llevan de comer a los indigentes y migrantes.
Un encuentro Mariano
ante el Santísimo
Realizando esta labor conoció a Rubén García, un homosexual
convertido, con quien inició una relación de equipo y amistad, y a quien en una
ocasión se encontró en el templo de La Merced, cuando iba al Santísimo, Rubén
estaba ahí junto con un productor de cine.
Durante la filmación de "Tierra de María"con Juan Manuel Cotelo a su izquierda. |
Cuando Salvador, a petición de Rubén, se presentó ante los
productores como enfermero, le insistió diciéndole “diles qué haces los
jueves”, entonces agregó: “Evangelizo en prostíbulos”, y tras el interés del
productor español, y abundar sobre su misión, fue invitado a participar en el
proyecto “Tierra de María”, un documental que refiere las apariciones de la
Virgen Reina de la Paz en Medjugorje.
Y de pronto se
encuentra literalmente en la “Tierra de María”
Salvador, Nancy (dueña del castillo en Medjugorje y Rubén García. |
“La primera vez que yo fui a Medjugorje fue algo muy fuerte
para mí, no podía creerlo, y lo que yo experimenté a través de la Reina de la
Paz fue un encuentro muy particular con Jesucristo.
“Te impacta ver cómo se vive la Eucaristía en Medjugorje, te
impacta ver 965 sacerdotes confesando de la 1 a las 5 de la mañana; ves que la
religiosidad ahí tiene un sentido, no es fanatismo. Y otra cosa curiosa, que
realmente en Medjugorje lo que uno procura es un encuentro con Jesús, o sea sí
es la Virgen, los mensajes, los videntes, pero todo eso queda en un segundo
plano, lo primero es el encuentro con Jesús”.
Mirjana y Salvador en Medjugorje. |
De su abandono a la
Providencia
Su participación en el documental “Tierra de María” de alguna forma lo orilló a cambiar sus actividades, pues luego de su lanzamiento comenzó a recibir invitaciones para dar su testimonio en diferentes ciudades e incluso países, y tuvo que dejar su actividad como enfermero, la que le proveía del sustento.
En un inicio, accedía a cualquier invitación “votaba el
trabajo” y pensaba que a su regreso conseguiría otro, pero esto se llevaba su
tiempo; además cuando lo invitaban y le preguntaban ¿cuánto cobraba? Respondía:
¿Cómo voy a cobrar si esto es obra de Dios? Pero después el propio Rubén le
hizo comprender que debía recibir una ofrenda, pues tenía compromisos
económicos como pagar los servicios de la casa en la que vive y que le prestan,
así como ayudar a su mamá que es una anciana, dice.
“Hable con Nuestro Señor y con Nuestra Madre y les dije
¿saben qué? Si ustedes me van a querer para que yo me dedique cien por ciento a
la obra, yo necesito que mínimo haya tres invitaciones al mes, para yo también pueda
vender mi material y sostenerme, y les dije y si en menos de dos meses no hay
esas tres invitaciones, yo voto todo y me pongo a trabajar de enfermero… y
resulta que no se vinieron tres invitaciones, se vinieron muchísimas más, de
hecho hay invitaciones abiertas ahorita a Brasil, Honduras, y algún otro país.
Es sólo que les diga sí, y ahora la agenda está saturada y tengo que poner
tiempos porque necesito descansar.”
Salvador actualmente hace rosarios y pulseras que vende donde
lo invitan a predicar para sostenerse.
“No vivo una vida de opulencia, no la necesito; no tengo todo lo que quiero,
pero Dios me da lo que necesito y tengo para compartir con hermanos trasvestis
y prostitutas.
La anécdota del
asaltante que le invitó un agua
Como parte de sus anécdotas de estos años de apostolado,
Salvador relata la siguiente:
Una noche que terminó tarde y que varios prostíbulos ya
estaban cerrados, iba atravesando por un callejoncito cuando le salió al paso
un joven drogado.
“Me salió ese hermanito con una varilla y me dijo que le
diera lo que trajera de valor, y yo dije tengo qué enredármelo con algo para
platicar, él andaba muy drogado, me pude haber defendido, pero dije es el
momento que tengo que aprovechar para entablar una relación con él, entonces lo
que hice fue levantar mi rosario y le dije:
-Mi rosario de
Medjugorje no.
-¿Tu rosario de qué?
- De Medjugorje
-¿Cómo de que no?
-No, este no te lo voy
a dar porque es de mucho valor para mi.
-Pero, ¿qué es eso de Medjugorje?
-¿Cómo que no sabes lo
que es Medjugorje?
“Y empiezo a hablar ahí y le explico que es un pueblo donde
la Virgen se está apareciendo y está dando mensajes, claro que le valió gorro,
me arrebató la mochila y empieza a sacar todo y eran mis rosarios, me los hizo
madeja, mis imágenes del Señor de la Misericordia, de la Virgen. Y yo
juntándolas y me dice:”
-¿Traes algo aquí de valor?
-Ah sí, mi Biblia,
pero también la necesito, no te la puedo dar.
-Yo te veo que cada jueves vienes ahí a la esquina, ¿cómo
llegas aquí?, ¿con qué pagas?
-Pago con transvales
(porque en ese tiempo estaba estudiando).
-No, tú debes traer algo aquí porque ¿cómo llegas acá?
-Dinero no traigo la
verdad.
-No es posible, ¿voy a creer que no traes nada?
-No, no traigo.
-Pero algo debes de traer
-Lo que traigo es
mucha sed -porque aparte era en mayo, estaba haciendo calor-.
-¿Y ni siquiera tienes para tomar agua?
-No.
-Vamos aquí a la tienda, yo te compro una botellita.
“Y ya me dio una botellita, nos pusimos a platicar, nos
hicimos hermanos, ya después él me ayudaba a poner mi altar, finalmente él
murió de una sobredosis de droga.”
Salvador desea consagrarse de tiempo completo a su
apostolado, su pendiente para hacerlo es hablar con su director espiritual para
concretarlo, “quiero consagrarles mi vida en la calle”, afirmó.
Tiene además un proyecto para instalar una casa que
represente para drogadictos, migrantes y prostitutas, un lugar a dónde acudir
cuando tengan necesidades espirituales y para que reciban instrucción con talleres
de carpintería o repostería, por ejemplo.
Mientras este proyecto se logra llevar a cabo, “el Señor me
ha puesto en mi corazón que les proponga a los trasvestis que pongan estéticas
de cortes de cabello, y les he empezado a comprar equipo, máquinas, tijeras; es
una forma de mostrarles que hay otras oportunidades para no vivir degradando su
cuerpo y su vida espiritual”.
“Tengo dinero y Dios me pone a alguien que necesita una
silla de ruedas, unas muletas, una despensa, medicinas para los enfermos de
VIH, tengo qué ayudarlos, por algo Dios me los dio y me los puso, son mi
familia y yo los quiero mucho y como se los he dicho a todos ellos y a algunos
en particular, son una bendición en mi vida y yo no hago ya mi vida sin los
prostíbulos, la verdad.”
“Siento que la Virgen me restituyó lo perdido, soy una
vocación fustrada, pero tengo una misión realizada y eso me hace feliz, yo
ahora me siento feliz”.
P. Aquellos que se prostituyen, ¿escuchan el mensaje? ¿Reaccionan
ante él? ¿Se puede hacer algo con ellos? ¿Cuál es el mensaje que les llevas?
R. Sí escuchan el
mensaje, no todos, algunos lo escuchan, otros no, y es muy respetable, pues en
realidad el objetivo de evangelizar en los prostíbulos es que ellos se den
cuenta que Dios es un Dios de amor, de perdón y de misericordia. El fruto ya es
de Dios, a mí me toca solamente ir a llevar la semillita y listo, el mensaje
está centrado totalmente en la misericordia de Dios.
Si deseas ayudar a que se realice el proyecto de la casa
para este apostolado María Reina de la Paz Dame tu corazón herido, puedes
contactar a Salvador a través de inbox por los siguientes sitios:
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Claudia Ortiz
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Salvador Iñíguez y Claudia Ortiz. |
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