De “su propio Egipto” a Jericó

Por Claudia Ortiz

Arlina llevaba una vida sin Dios, no sólo porque no tenía fe ni una relación con Dios sino porque a través de otros -a través de libros y otras referencias- supo de Él y determinó que no quería nada con ese Dios. Pero sumergida en el odio y en los problemas estuvo dispuesta a conocerlo y la suya  se ha transformado en una vida de y para Dios; dedica largas horas de su día no sólo a alabarlo, sino también a promoverlo y enseñarlo a los demás.

Su vida ha sufrido un cambio radical, primero que nada porque ya no se trata de dólares, inversiones, compra de fincas y ganancias millonarias, además por obediencia cambió de residencia, de Estados Unidos ahora vive en México y ahí inició su labor promoviendo sobre todo la enseñanza católica y la sanación.

“Por una vecina metiche” recibió el bautismo y la primera Comunión

Nació en Tijuana y creció junto con nueve hermanos en un hogar feliz, aunque sin padre. No conocía a Dios ni supo de Él por parte de su madre y recibió el bautismo gracias a la intromisión de una vecina que se enteró que ella –a los 6 años- y su hermano menor –a los 4 años- no habían sido bautizados. Fue tal la insistencia de la vecina, que para que la dejara en paz, su mamá accedió al bautismo, Sacramento que Arlina tiene grabado en su mente en imágenes, mucho más que el día de su primera comunión, que ocurrió posteriormente por hechos similares.

Cuando tenía alrededor de 10 años de edad, otra vecina insistió en la preparación de la Primera Comunión, entonces la propia Arlina se entusiasmó, pues ya sabía de fiestas y de vestidos, y entre la insistencia de ella y de la vecina que ofreció encargarse de todo, pudo recibir el Sacramento de la Eucaristía por primera vez.

A pesar de haber sido una familia grande y de que sólo su mamá sostenía el hogar, no recuerda haber pasado carencias, haber escuchado a su mamá quejarse por falta de dinero, no sufrió de escasez, vivía en un cerro y sentía que todo ese espacio por el que transitaba libremente era de la familia, iban y venían sin temores pues no había peligros y sentía que su vida era feliz. Pero pocos años después toda la familia se mudó a Estados Unidos, su vida cambió pues había limitaciones de espacio y no podían salir a las calles porque era peligroso.

Decidió no tener nada que ver con Dios

En Estados Unidos estudió las carreras de Antropología y Sicología y además de que creció sin ninguna influencia de fe ni religión, comenzó a leer textos que la invitaron a no querer saber de Dios. Recuerda un caso en particular, un libro que hablaba sobre “las atrocidades de la inquisición en México” y después de haber leído al respecto expresó: “yo, de este Dios, no quiero nada”. “Sentía que era Dios el que había hecho todas esas cosas y estaba enfurecida con Dios -reflexiona ahora- cuando declaras estar en contra de Dios el mal se aprovecha”.

Y aunque viajó mucho y se casó tres veces, llevaba una vida vacía. Su primer matrimonio fue a los 19 años y diez años después se divorció. Por supuesto, por su falta de fe, no contrajo matrimonio religioso, como tampoco lo hizo un tiempo después, cuando se casó por ayudar a una persona a arreglar sus papeles, por eso el matrimonio duró sólo un año.

A los 35 años de edad se casó de nuevo, en esta ocasión con un hombre inglés junto con el cual abrió empresas de bienes raíces que resultaron bastante exitosas. Pero todavía no tenían 2 años de matrimonio civil cuando Arlina se enteró que su esposo Bryan la engañaba con otra mujer, así que a pesar de sus tres meses de embarazo se decidió a dejarlo, metió los papeles necesarios y pidió el divorcio, así como su parte del negocio.

La sumergió en “el más horrible” pleito legal

Pero pasaban los meses, no le entregaban el dinero que le correspondía y ya estaba a punto de dar a luz, así que buscó una forma de resolver su problema económico, hizo uso de sus tarjetas de crédito, adquirió algunos préstamos y abrió nuevamente, ahora ella sola, otra empresa más pequeña para poder salir adelante.

“Cuando nació la niña empezó el pleito más horrible”. Su ex esposo interpuso una demanda por la custodia de la bebé y lo que en realidad quería era envolverla en juicios y distracciones para poder sacar del negocio los millones de dólares que habían producido juntos, sin darle su parte.

Debido a la demanda y todo lo que implicó, Arlina se descubrió llena de odio, “dentro de mí se había desarrollado un dolor muy fuerte y me di cuenta que era odio y rencor, y yo decía, esto me va a matar –y reflexionó- esto no es como soy yo, yo no quiero esto”.

Recibió el primer mensaje

Antes de casarse acostumbraba hacer meditación -era seguramente una práctica de la Nueva Era reflexiona ahora- eso le procuraba la paz, así que para erradicar estos sentimientos negativos que le estaban afectando, inició de nuevo a practicarlos.

En uno de esos momentos de meditación, tuvo una visión de quien ahora cree que era su ángel de la guarda:

MENSAJERO: Tengo un mensaje para ti de Dios

ARLINA: Si tú. ¡Tiene qué estar bromeando!, por curiosidad, ¿Cuál es el mensaje?

MENSAJERO: Dios quiere que bautices a Kassandra (Este es el nombre de su bebé).

Arlina preguntó en qué religión y comenzó a mencionar una por una todas las que vinieron a su mente, pero tras mencionar cada una, el mensajero daba respuesta negativa.

MENSAJERO: Católica.

“Sentí un golpe en el estómago, se me salió el aire, le recordé la inquisición, los sacerdotes pedófilos y todas esas cosas que me hicieron echar pestes de la Iglesia Católica”.

ARLINA: Si crees que le voy a dar a mi niña a esos pedófilos, mejor llévatela tú.

Arlina se quedó nuevamente echando pestes en contra de la Iglesia Católica y siguió haciendo sus meditaciones. Tiempo después tuvo una nueva visión:

MENSAJERO: He venido por una respuesta.

ARLINA: ¿Quiere decir que tengo que ir todos los domingos a Misa?

MENSAJERO: No tienes qué.

Cuando cumplió un año de edad Kassandra fue bautizada en la Iglesia católica.

Descubrió que Dios era el camino y “le exigió” que se lo enseñara

El pleito por la custodia de su hija era cada vez más duro para ella. En una ocasión, cuando faltaban alrededor de cuatro meses para que Kassandra cumpliera tres años, Arlina recibió la llamada de su abogado para informarle que se hiciera a la idea de que su hija debería pasar la mitad del tiempo con su padre y la mitad del tiempo con su madre.

Arlina se sintió fatal y dentro de su dolor y llanto se dio cuenta de que debía enseñarle a su hija a tomar decisiones correctas, que hiciera cosas buenas y ayudara a los demás y que supiera hacer todo esto aunque no estuviera al lado de su madre, y así pensando en cómo lograrlo se le ocurrió que la forma para hacerlo era que Kassandra conociera a Dios. Y se puso muy feliz porque esa era la solución correcta, pero poco le duró el gusto cuando se dio cuenta de que el conocimiento de Dios le debía llegar a su hija a través de su madre, y entonces lanzó una orden: “Ya me escuchaste, porque sé que tú me escuchas, así que arréglatelas, la niña necesita conocerte, YO necesito conocerte”.

Con disposición de su parte, empieza el acercamiento

Justo al día siguiente una amiga le llamó para comentarle sobre un sacerdote que iba a oficiar una Misa de Sanación. No sabía nada al respecto, pero el asunto le sonó interesante y afortunadamente las cosas se acomodaron para que pudiera asistir.

Cuando ingresó  le sorprendieron las alabanzas, no era algo que conociera ni tampoco que le entusiasmara pero se quedó ahí observando hasta que dieron el aviso de que el Padre anunciado para celebrar la Misa de Sanación había tenido contratiempos en el aeropuerto y no llegaría. Arlina estaba segura de que por algo estaba ahí, independientemente del sacerdote, así que se quedó, escuchó que explicaron algo respecto a que Dios se vale de personas para sanar a otros con la imposición de manos, y ahí atenta y calladita vio salir de su frente una paloma mientras sentía que flotaba. “Yo no sé qué hay ese lugar pero yo quiero más” pensó y supo que las reuniones se realizaban los martes y jueves, y aún altanera dirigiéndose a Dios le exigió: “Ya escuchaste, los martes y jueves se reúnen, o me cambias la situación o me consigues otro lugar”, porque no podía asistir en esos días.

La misma amiga que le había comentado de esta Misa, le llamó después para comentarle de un retiro de viernes, sábado y domingo, y justo el compromiso con los cuidados de su hija se acomodaron, así que pudo asistir.

Cayeron las cadenas

El sábado en un momento de oración, tuvo una visión en la que Jesús se mostró crucificado y luego resucitado y luego le trajo a su memoria una pintura que ella había pintado tiempo atrás en la que había querido plasmarse junto con Bryan, pero Jesús le dijo: “Yo sabía que me ibas a necesitar e hice que nos pintaras, es una pintura tuya y mía”.

La pintura mostraba dos cuerpos vestidos con túnicas, de espaldas, y el que supuestamente era Bryan, traía cabello largo, aunque él no lo tenía así, porque –explicó Arlina- se le derramó la pintura en el lienzo, y como no supo corregirla, le completó el cabello largo. Como no sabía dibujar, Arlina además había optado por la espalda y por las túnicas para no entrar en el detalle de los rostros y el cuerpo.

En ese mismo momento tuvo otra visión –reveló Arlina- Jesús levantó su mano como para bendecirla, y al bajarla, cayeron de ella varias cadenas, “cadenas gruesas –explicó- como para anclar un barco, ése fue el momento de mi conversión. Al Señor quitarme esas cadenas pude, porque uno con cadenas no puede amar a Dios, el demonio te tiene tan atrapado y simplemente no puedes, libre de esas cadenas ya podía dirigir mi mirada hacia Dios. Dios fue sanando mi corazón y dándome a ver que yo le había creído al mal”.

Salió del retiro con la intención de convertirse en una buena persona, una persona de Dios y para hacerlo vino a su mente la idea de aprender de personas cuyas vidas, ya habían sido aprobadas por Dios, justamente de los Santos, así que comenzó a estudiar sus vidas.

Cede en el caso de la custodia

Mientras conocía a Dios y más se enamoraba de Él, el asunto con el juicio se ponía peor, su ex esposo interpuso una demanda nueva y la abogada, que por cierto Arlina no quería y había pedido a Dios le ayudara a deshacerse de ella, la dejó.

Iluminada por Dios buscó un nuevo abogado y le ocultó todos los detalles del nuevo juicio para el que el Señor le ofreció que estaría con ella “la corte celestial” y en menos de 24 horas ya no pesaba sobre ella ninguno de los 46 cargos en su contra, pero quedaba aún pendiente el juicio por la custodia de la niña.

Su abogado le recomendó que firmara un acuerdo para quedarse con la mitad de la custodia, porque era probable que su ex esposo ganara el juicio. Arlina recurrió a Dios:

-¿Cómo vas a permitir que él tenga a la niña?, tú ya lo conoces a él.

-No la va a tener ni un solo día, fue la respuesta contundente del Señor.

Arlina firmó el acuerdo cediendo la mitad de la custodia a Bryan.

“No la va a tener ni un solo día”

Cuando Kassandra cumplió tres años el Estado le otorgó el derecho a la madre de elegir la instancia que fungiera como intermediaria para entregar ella a su hija y que ahí la recogiera su padre. Arlina se la pasó descartando empresas durante seis meses, ya que a todas les encontraba algún detalle que le parecía inadecuado para cuidar a su hija.

Entonces recibió la llamada de la mujer con la que Bryan le había engañado, le avisó que Migración buscaba a su exesposo porque cuando ella lo dejó, después de 1 año 9 meses de casados, reportó ante Migración su separación, declarando así que ya no se hacía responsable de la estancia del inglés en el suelo americano, sin embargo Bryan se quedó en el país, violó las leyes de Estados Unidos y se convirtió en un “ilegal”.

Ambas mujeres se reunieron para declarar lo que sabían del hombre y expresaron su temor porque tenían razones para creer que Bryan había intentado matar a la amante, sabían que tenía importantes influencias porque a Arlina le declaró que era masón, y además tenía mucho dinero, por lo que temían que saliera con fianza y se fuera en contra de ellas. Los funcionarios del gobierno les aseguraron que el hombre no saldría con fianza y posteriormente les informaron que Bryan, al enfrentar la opción de irse a juicio o dejar su país, había elegido abandonar el suelo americano.

La promesa se cumplió: “Ni un solo día la va a tener”. Arlina nunca más ha vuelto a saber de él.

El enemigo siguió atacando, Arlina perdió su negocio

Venció a Bryan pero el enemigo siguió atacando, así que mientras crecía su relación con Dios, el negocio inmobiliario de Arlina comenzó a sufrir grandes pérdidas, llegó a haber días en que perdió un millón de dólares, pero “estaba en el enamoramiento con Dios, no me importaba”, no sabía entonces que era el enemigo el que la atacaba para que perdiera la gracia de Dios.

En una ocasión en que sí se encontraba desanimada por todo lo que se había perdido, fue con un amigo a una subasta para ver si se podía rescatar algo, y a su regreso, aún con desaliento pues nada ya valía la pena, se sorprendió al encontrarse frente a ellos un arcoiris, “no era el típico arcoiris, era el más glorioso que tus ojos pueden ver … el arcoiris iba a un lado de la carretera … yo bajé la ventanilla porque se miraba como que si sacaba la mano iba a poder agarrarlo y que me doy cuenta que después de ese arcoiris, estaba otro a unos 5 kilómetros, cuando pasamos el segundo arcoíris el Señor me da a recordar la parte de la Biblia donde viene su alianza …, y en ese momento me permite darme cuenta que no era Dios el que me estaba quitando las propiedades, sino que era el mal. ”

Antes de ese momento, Arlina no quiso poner en su oración ante Dios el asunto de las pérdidas millonarias que estaba teniendo, porque pensaba que esas propiedades las había adquirido cuando no conocía a Dios y creía que no eran de Él, por eso se las estaba quitando. Por eso no se atrevía a mencionar el asunto al Señor, “no quería echar a perder ese momento con Dios, era para mí más importante esa relación que estaba desarrollando con Él que todo ese dinero que estaba perdiendo”.

Pero ya era tarde para detener el asunto, no sabía entonces cómo hacer una guerra espiritual y siguió perdiendo propiedades hasta que lo perdió todo.

La ratificación de su fe

En una ocasión se encontraba discutiendo con su mamá sobre el asunto de la fe, “ella estaba echando peste y media contra la Iglesia y me dijo como burlándose: `pero tú ni siquiera estás confirmada`”. Arlina se sorprendió mucho porque creía que sí lo estaba, asumiendo que junto con el bautismo había recibido la confirmación, así que se dio a la tarea de buscar el templo en el que fue bautizada para buscar su boleta. Ni su mamá ni nadie pudo darle la información pero pudo dar con el templo gracias a que recordaba el techo de la Iglesia cuyas imágenes le causaron tal impresión que le quedaron grabadas.

Así que realizó su Confirmación dentro de la Iglesia Católica hace aproximadamente siete años y el Padre Pedro fue su padrino.

Su relación con el Santísimo

En su proceso del conocimiento de Dios llegó el día en que alguien le habló de la posibilidad de estar en Su presencia, en audiencia personal, sin límite de tiempo. Se enteró que en una de las parroquias que visitaba había una capilla del otro lado en la que estaba el Santísimo expuesto, Arlina todavía no sabía lo que significaba esto y estaba apenas en eso cuando una monja le dijo:  “Es como cuando estás con el novio, de repente tienes muchas cosas que decirle y otras veces es suficiente solo verlo. “

Se postró ante Él y le dijo: “Si estás ahí, yo quiero creer. Cerré los ojos y sentí sobre mis manos el calor de otras manos, abrí los ojos y no había nadie, desde ese día comencé a pasar de 4 a 5 horas  delante de Él.”

Una buena obra de su juventud confirmó su misión en México

Hace aproximadamente cinco años que Arlina fue consultada: ¿Estás dispuesta a irte y no volver en mucho tiempo?. Dos veces contestó afirmativamente la pregunta: “Señor si es contigo, a donde Tú quieras”, pero cuando el Señor le preguntó por tercera ocasión, llamó su atención, lo pensó mejor y le dijo: “tengo una hija que depende de mí, y sí claro que estaría dispuesta con la conciencia de que no me puedo ir sin ningún centavo a empezar una vida en quién sabe dónde, a iniciar un vivir y ni siquiera saber cómo hacer negocios, yo me necesito llevar un dinero para poder iniciar”.

Al año siguiente recibió un nuevo mensaje que le advertía que el tiempo se acercaba y seis meses después fue cuestionada porque no se estaba preparando para el cambio.

En esos días le llamó el CEO de una compañía en la que Arlina había invertido cuando tenía 18 años, era una empresa que tenía por objetivo introducir el Quinoa a Estados Unidos y cultivarlo de tal manera que pudiera ser suficiente para llevarlo a ciertos países de África, Asia y Latinoamérica que tuvieran problemas de nutrición, el proyecto era que un solo grano de Quinoa pudiera alimentar a una persona con todo lo que su cuerpo necesitara para sobrevivir.

Poco tiempo después, a los 19 años de edad, hizo su última inversión, aunque en ese momento para ella era mucho dinero, no se trataba en realidad de cantidades fuertes, sin embargo el CEO de la empresa la buscó porque iban a vender la compañía y querían hacerle llegar un cheque por el porcentaje que le correspondía como socia de la empresa. Así que el dinero llegó y se dio cuenta que había llegado el tiempo de partir.

La misión

Arlina y Kassandra se fueron a vivir a México, “yo me hubiera imaginado lo que quieras, cualquier país, menos México” y peor fue su sorpresa cuando comenzó a darse cuenta que la gente se decía católica pero incurría en prácticas  de superstición y de la nueva era.  “¿Cómo se te ocurre traerme a un lugar en donde no te conocen?”, le reclamó al Señor.

A su llegada, cuando empezó a conocer gente, se dio cuenta de que a pesar de que se decían católicos, “hacían barbaridad y media, y a mí me enfurecía. ¿Cómo puede ser, te están ofendiendo, ¡míralos!, y el Señor no decía nada, yo sabía que no podía decirles que se estaban creando una carretera rápida al infierno, empecé a pensar ¿cómo les digo?, se me ocurrió abrir un grupo por whatsapp: Si abro un grupo y pongo ahí una enseñanza, ellos mismos van a aprender que se están haciendo un free way al infierno”.

Así Arlina comenzó a diseñar enseñanzas en base a documentos de Iglesia que encontraba en Internet y en base al Catecismo de la Iglesia Católica, sobre los temas en los que consideraba que la gente estaba faltando a Dios sin saberlo. Empezó con un grupo de 20 personas, luego el grupo empezó a crecer poco a poco hasta que llegó a los 100, que era la capacidad máxima de los grupos en aquel entonces.

Comenzó con una novena de María “desatanudos”, porque consideró que debían desatar los nudos que les impedían vivir una verdadera de vida en Dios. “La gente estaba haciendo barbaridad y media y según ellos lo hacían en el nombre de Dios”.

La novena fue un éxito, la gente quería más pero sobre todo -se dio cuenta Arlina- necesitaban más, la gente comenzó a expresarle sus problemas, y se dio cuenta que necesitaban sanar, así que agregaba oraciones especialmente enfocadas a sanar los asuntos que le contaban.

El Sitio de Jericó

Entonces llegaron las noticias, la gente empezó a sanar, las familias comenzaron a restaurarse, pero al mismo tiempo más personas se comenzaron a agregar con problemas tremendos y consideró que necesitaban vivir un Sitio de Jericó, así que recurrió al Padre Pedro, y le pidió que lo hiciera, “le dije: la gente está sufriendo, la gente está atada por horror y medio por influencia del demonio”, pero pasaba el tiempo y no obtenía más que un sí por respuesta. Hasta que le preguntó si ella podía hacerlo, y el Padre le dijo que hiciera lo que debía.

Arlina buscó material existente, pero todo lo que encontraba le parecía mediocre, así que pidió autorización para elaborarlo ella misma, y el Padre nuevamente le autorizó a hacer lo que tenía qué hacer. Ella había vivido uno ocho años atrás, que le había impresionado, y eso es lo que quería hacer, derribar con este tipo de oración todas esas murallas que tenían bloqueada la vida de las personas.

“El primero me enamoró, se me hizo exquisitísimo, lo hicimos con 100 personas, terminó y se vivieron tantos milagros que me quedé con el ojo cuadrado, inmediatamente todo mundo lo quería vivir otra vez, les dije que no, que íbamos a hacer otras cosas, para entonces ya tenía 3 ó 4 grupos. Luego con el segundo Jericó, lo hicimos 300 personas, fueron tantos los milagros que esos 300 fueron chismosos que invitaron a otras personas, grupos enteros querían que hiciéramos otro.”

Arlina siguió promoviendo los sitios de Jericó a través del whatsapp, alternando con novenas y diferentes enseñanzas y el asunto comenzó a crecer tanto, que se vio necesaria la ayuda. Hyam y Lucía se ofrecieron a ayudarle, pero luego entraron en desacuerdos por las decisiones de Arlina y optaron por separarse.

Actualmente Arlina atiende alrededor de 40 mil personas de seis continentes y más de 25 países, que integra en 250 grupos. Los grupos han crecido tanto y se han multiplicado de tal manera que se ha visto en la necesidad de solicitar ayuda, y actualmente cuenta ya con un grupo de 200 personas que –dice- “sin ellos no podría lograr tanto como lo estoy haciendo”.

Mensaje al corazón vía whastapp

En una ocasión Arlina fue “conducida” a una zona en la que el Señor le hizo notar que la gente que iba caminando como si estuviera sonámbula, hipnotizada, como si estuviera dormida.  “Y me dijo: -Son mis hijos, que no necesariamente están viviendo vidas terribles, pero tampoco están viviendo vidas llenas de gozo y alegría. Yo quiero que tú les pongas una llamita en sus corazones para que ellos me conozcan”. Arlina consideró que el mensaje no era para ella, pues era el Señor el que debía encender la llama de su amor en los corazones. Así que siguió con su vida e ignoró este mensaje.

Tiempo después asistió a un retiro al que la invitó un amigo sacerdote y se comportó totalmente apática, sintiendo que todo lo sabía y considerando que nada valía la pena. Posterior al retiro estuvo postrada en cama con una aparente enfermedad que no la dejaba ni orar, hasta que el Señor le manifestó en oración: “Sólo quería que vivieras un poquito de cómo ellos viven” refiriéndose a aquellas personas que vio en la calle que en apariencia vivían como zombies.

Y es precisamente lo que Arlina hace ahora con estos mensajes que se multiplican a través del whatsapp, recorren países y atraviesan fronteras llevando enseñanzas sobre la Iglesia Católica, el amor de Dios y la sanación.

Su compañía, su alegría, su ángel

Kassandra acompaña a su mamá a sus actividades, sabe lo que ella hace y es tan activa como ella. Se adapta fácilmente y rápidamente hace amistad a pesar de un mal que la acompaña.

P. ¿Cómo y cuándo supiste que era autista?

R. No habló por años, le hicieron cantidad de estudios y nunca le encontraban lo correcto. Sólo decían no habla. Finalmente a los 10 u 11 años unos nuevos estudios que le hicieron la determinaron con Aspergers. La verdad que a mí no me importaba que fuese lo que tuviera siempre y cuando Dios se estuviera encargando de ella. Para mí es una bendición, es como tener un ángel del cielo aquí en la tierra.

P. ¿Qué papel juega tu hija en este tiempo en que el asunto con tus grupos de whatsapp ha crecido enormemente?

R. Ella sabe que nosotros trabajamos para Dios.  Nosotros no trabajamos para Jericó, para los grupos de Consagración, etc. si no directamente para Dios.                        

Ella de repente ayuda…diferentes trabajitos que yo necesite y ella SABE que no cualquiera dice si a Dios y que muchos son los llamados.                       

Ella es simplemente una princesa!, muy paciente, muy de Dios!

P. ¿A qué te dedicas actualmente? ¿Cómo le haces para atender todos tus asuntos, atender a tu hija, si inviertes tanto tiempo atendiendo preguntas personales?

R. Yo trabajo para Dios

P. Eso está muy bien, pero, y ¿de qué vives?                       

R: De Dios

P. Arlina, entonces es correcto decir que te dedicas al 100 por ciento a la evangelización?                       

R: YESSSSSSSSSSSSSS                       

P: Respecto a tu relación con Dios, supongo que es una voz en tu conciencia, ¿y además son las visiones?

R: Sí, locuciones creo que le llaman.                       

P: Cuando dices que Jesús te habla, ¿te refieres a un pensamiento en tu mente que te dice qué elegir o literalmente escuchas su voz?

R: Escucho una voz pero no por fuera como tú me hablarías, pero diferente a un pensamiento que es más por dentro.                       

P: Si tuvieras que enviar un único y último mensaje, ¿cuál sería?

R: Dios es el único camino. Si piensas que el mal no ataca tu familia, entonces el mal mismo ya está en tu familia.  Debemos de volver totalmente nuestras vidas a Dios.  No se trata de ir los domingos a misa, si no de que nuestro propio respirar refleje la presencia de Dios en nuestras vidas, y eso no lo logras con una visita a Él solo los domingos.                        

Pero es un ir a misa porque sientes el deseo ardiente de estar una vez más ante Él, de recibirlo, de ser uno con Él.  Como cuando tienes un novio y quieres verlo aunque sea pasar y con ese pasar piensas que el oxígeno te ha fallado porque la respiración te falla.  Así es con Dios… tu visita debe de ser porque te falta el oxígeno sin Él.

*No se incluyen imágenes a petición de la entrevistada.

Claudia Ortiz

@claudiaortizdev
devazquez21@gmail.com

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