lunes, 23 de octubre de 2017

Conoció a los demonios, enmendó y pudo contemplar el Cielo

Por falta de formación religosa creía estar buscando a Dios pero se topó con demonios.
Por Claudia Ortiz
Cuando existe desconocimiento por las cosas de Dios, hay confusión; se le puede estar implorando y alabando mientras se practican cosas totalmente ajenas a Su Voluntad y peor aún, mientras se abren puertas al enemigo. Esto es lo que le pasó a María Alejandra Ibarra, que creía que estaba incrementando su relación con Dios mientras practicaba constelaciones familiares, hasta que el asunto le dejó en claro que todo podía encontrarse ahí, menos a Dios.
Su testimonio ha tomado particular importancia luego de que, una vez en comunión con Dios tuvo la gracia de conocer el cielo, el purgatorio y el infierno, estar en presencia del Padre y recibir una segunda oportunidad para contarlo y advertir sobre la importancia de hacer la voluntad de Dios y permanecer en Gracia.



María Alejandra es la más pequeña.
Una infancia apegada a Dios
Ricardo y Catalina tuvieron seis hijos, María Alejandra Ibarra es la más chica, nació en la ciudad de México el 26 de febrero de 1974. Fue educada en la fe católica por sus papás, pero también recuerda una gran influencia en este tema, por parte de su abuelita.
De su infancia, entre los 5 y los 10 años de edad, lo que más recuerda es el trabajo que le costó “ubicarse en este mundo, me costaba trabajo físico, todo me dolía, me parecía un mundo burdo, me costaba trabajo integrarme en el colegio, no me interesaba estudiar, y a parte no me acoplaba al sistema de enseñanza”; para aliviar toda esta dureza, “siempre estaba cantando y escribiéndole a Dios, siempre estaba haciéndole poemas, le hablaba a  Él y una de las cosas que le pedía era que quería irme con Él”.
No recuerda más de su infancia porque experimenta un bloqueo por un abuso que sufrió, pero sabe que dejó de escribirle a Dios cuando creció y comenzó la etapa de la vanidad, el colegio, los amigos, lo cual la hizo empezar a tener una vida más mundana, pero no totalmente alejada de Dios.

Un matrimonio fracasado y uno para toda la vida
María Alejandra encontró un escape de los cuidados de sus papás en el matrimonio, así que aún chica, a los 21 años de edad se casó y se recuerda “jugando a la casita”. Pero pronto se encontró deprimida, no era feliz y sufrió sobre todo por la manipulación que los papás de su esposo ejercían sobre ellos y sobre su matrimonio.
En ese tiempo tuvo la oportunidad de trabajar como freelance en periódicos como El Universal, El Financiero y El Excélsior, en los temas políticos, lo cual le permitió conocer gente con poder y un medio que aunque tentador, no cambió su visión en el aspecto material. Sin embargo esa experiencia sí perjudicó su matrimonio, pues su esposo no quería que trabajara, por influencia de su padre que era muy manipulador.
Al final, no se salió de trabajar y eso ayudó a que se mantuvieran por un tiempo durante el que enfrentaron una crisis que concluyó con su separación, pues su esposo tuvo un accidente y estuvo en el hospital durante mes y medio, pero al salir, él decidió que lo cuidaran en casa de sus papás, y no volvió a su hogar con su esposa, así que ella optó por la separación.
Durante los 6 ó 7 años de matrimonio no hubo hijos de por medio. Actualmente se encuentra tramitando la nulidad matrimonial ante la Iglesia Católica para poder cerrar este capítulo de su vida.
María Alejandra Ibarra reinició su vida, pero con una nueva visión, regresó a vivir a casa de sus papás pero esta vez empezó a querer disfrutar de la vida, salir y dedicarse al “destrampe”, y una de sus hermanas, que la quería hacer sentar cabeza y que también quería garantizarle una mejor vida luego de que comenzó a sostener una relación con un hombre en silla de ruedas, le presentó a Juan, un hombre Uruguayo que estaba de paso por la ciudad de México.
A los tres meses de conocerlo y luego de conocer toda suhistoria, Juan la pidió en matrimonio, él tenía urgencia porque se regresaría a Uruguay y quería llevársela con él. Así pasó, se casaron y María Alejandra se fue a vivir a Uruguay, allá, en un lugar desconocido, sin su familia cerca, quedó embarazada a los cuatro meses.

La soledad y el desconocimiento la llevaron a buscar a Dios en las cosas ajenas a Él
La soledad y alejamiento de todo lo que conocía, mientras su esposo se dedicaba al trabajo, aunado a la maternidad, despertó la sensibilidad de María Alejandra y comenzó su investigación sobre las leyes espirituales y el mundo metafísico por su ignorancia, aquel tema la fue jalando y ella creyó que se estaba acercando a Dios, a quien con le pedía "irse con Él" y a quien constantemente invocaba a través del Espíritu Santo.
Comenzó a involucrarse más, a leer, estudiar y tomar cursos y talleres de eneagrama hasta que una de sus amigas en Uruguay le habló sobre las constelaciones familiares para resolver los problemas familiares que quedaron sin resolver. Ella estaba en una situación totalmente vulnerable, tenía inseguridad en sí misma, temor a fracasar, recordaba el abuso que sufrió de niña, se sentía sola en otro país –nunca había salido de México y ahora se encontraba lejos y sola- se sentía fea y por si fuera poco, era ignorante de las cuestiones de Dios, así que fue tierra perfecta para que todas las cosas que propone la Nueva Era se empezaran a introducir en su vida.
“Me empecé a encontrar con gente rara … estuve con gente metida en la Nueva Era desde la que te leía el tarot, el chamán, el brujo…”.
Mientras estuvo en Uruguay lo mismo iba a retiros que a hacer constelaciones, y mientras tanto, estaba muy alejada de sus hijas, “siempre fui muy cariñosa, muy sensible, pero realmente estaba distanciada, estaba ensimismada en querer encontrar una respuesta, quería estar cerca de la verdad, traía un problema existencial muy fuerte”, todo lo que hacía era porque quería encontrar su misión en la vida.

Buscando su misión, estaba muy alejada de los suyos.
Pero a pesar de todo lo que hacía no encontraba la luz ni la paz, por el contrario, “sentía un cansancio físico, una inestabilidad emocional, mucha relajación moral, se me hacía fácil salir y dejar a mis hijos, me decían que yo si no era feliz con mi pareja podía tener otra, te van manipulando, con ceguera espiritual no te das cuenta”.
Dice que a pesar del cansancio con el que regresaba a su casa después de haber practicado constelaciones, no dejaba de regresar a consultar la Biblia para encontrarse repetidamente con la frase “pueblo rebelde”… mientras buscaba no ofender a Dios, por ignorancia de su fe estaba todo el tiempo implorandolo, pero fuera de su Santa Voluntad.
Después de cuatro años de vivir en Uruguay, la familia se mudó a Buenos Aires, en donde María Alejandra Ibarra tuvo un problema muy fuerte con su marido, así que aumentaba su depresión, seguía sin saber cuál era la razón de su vida.
“Juan era muy creyente, él dice que él quería ir a misa y que yo le decía que no…  no estuve separada –de la Iglesia-, hablaba con Él (Dios) rezaba, no me parecía que tenía que ir al templo.”
Después de un año de haber vivido en Buenos Aires por el trabajo de su esposo, la familia regresó a vivir a México en 2005 y tras de instalarse en su nuevo hogar, María Alejandra retomó el tema de las constelaciones, sólo que esta vez fue confrontada por su madre, por lo que fue a consultarlo con sacerdotes y se topó con que también en ese sector hay ignorancia. Le dijeron que esas terapias psicológicas no tenían nada de malo y eso le sirvió para continuar involucrada en el tema.


De paciente a estudiante de constelaciones
En una ocasión que tomó una terapia personal de constelaciones, cuenta que la dejaron “requetecucha”, tenía ataques de pánico y quejándose sobre la práctica, le dijeron que no podía hacer un juicio sobre la efectividad o no de las constelaciones, que en todo caso tenía qué estudiarlo para poder entender y hablar de ello, y cayó en la trampa, entró a estudiar constelaciones creyendo que de esa manera iba a descubrir su misión.
Casi a punto de concluir sus estudios, faltando dos meses para que los terminara y ya tuviera permiso oficial para hacer constelaciones, le tocó ser testigo de un caso que la consternó: Llevaron a constelar a un joven que tuvo un intento de suicidio, la mamá estaba muy preocupada por los hechos y buscó este apoyo. Lo atendió una joven, el chico salió de terapia y a los pocos días asesinó a una persona.
Ese hecho “me trastornó la vida, nunca había pasado algo así, yo dije qué horror, empecé a ver que se trataba de una seudoterapia terrible con consecuencias fatales, ya no podía más, eso había superado todo lo que yo podía soportar, pero lo peor es que yo era la única que estaba consternada, todos lo vieron con frialdad afirmando que era justificable, que su sistema era muy violento y tenía que pasar. Me dijeron que no dijera nada”, recuerda.
Fue entonces cuando “empecé a sentir que esto (las constelaciones) es un engaño, hay cosas que no me checan, para todo tienen respuesta, la verdad es que las mentiras las tienen muy disfrazadas… me quería salir porque empecé a ver que eso no era parte de Dios, que era malo, satánico, empecé a ver las caras de las gentes transfiguradas”. Quiso convencer a sus compañeros y se creó enemistades,  comenzó a vivir una persecución mientras sufría por todos aquellos que no querían prestarle atención y decían que estaba loca.

Huyendo de ellos se topó de frente con los demonios
Salió de ahí sintiéndose violentada, en penumbras, nadie la había querido escuchar, pero seguía sin distinguir, y a pesar de lo que pensaba fue por sanación sicocorporal con una de sus maestras, por un dolor en las cervicales.
Expresamente le pidió que no quería que le practicara constelaciones “ya no quiero nada mental, no quiero que me estén manipulando, lo único que te pido es que no me vayas a dar nada de constelaciones, sólo corporal, para que me quites el dolor de las cervicales, que no me toques con energías”, le dijo.
La maestra le aseguró que respetaría su voluntad, pero le dijo que iba a medir su energía y le hizo Reiki. Así relata lo que vivió: “en el momento en que me ponen en la camilla yo ví los demonios. Me puso la mano en el corazón, me pidió que abriera la puerta … Me dolían mucho las cervicales, veía a los demonios, son extraterrestres, son grises de ojos de mosca, los vi tocándome todo el cuerpo, yo no me podía mover. Ella me insistía en que abriera la puerta, decía que ellos venían por mi corazón, yo ya los había visto”.

El demonio en casa
Desde ese momento la persecución se fue a su casa, y así relata los hechos que vivió:
Cuando llegó a vivir a México, necesitó los servicios de una nueva persona que le ayudara en su casa, además de la nana Aurora que tenía toda su confianza y que cuidó a sus hijos durante muchos años atrás.
El nuevo personal comenzó a realizar hechicerías y fue la nana la que lo vio y vivió directamente, ella se quejaba de que no podía dormir en el mismo cuarto que esa mujer porque ella hablaba y hacía cosas raras, la nana estaba siempre muy cansada. María Alejandra pedía al Espíritu Santo -como acostumbraba hacerlo en todo momento- el discernimiento para atender las cosas que le decía la Nana, pero no tomó acciones definitivas.
El mal avanzó, la Nana perdió la razón, la conciencia, los doctores la revisaron y determinaron que estaba sana y confirmaron que no se trataba de un asunto era mental.
“Hasta que un día la vi dormida en mi sala, de varios días que tenía sin dormir, estaba dormida con los ojos abiertos.”
La cuestionó y la nana seguía señalando a la mujer que había ingresado a la casa, la acusaba de hacer mucho daño.
Por fin se decidió y llamó a un sacerdote que es amigo de sus papás.
“Llegó a la semana de que le llamé, yo ya tenía mucho malestar, persecución, sentía que me veían entidades, en las noches llegaban a quererme llevar, sufría fiebres como de 45 grados y todo me lo callaba”.
Tuvo una confesión de corazón que sintió que le dio paz y gran alivio a sus cervicales. El sacerdote además quiso bendecir la casa, y al realizar la visita, cuando iba a conocer el altar que había en el hogar, la mujer que había contratado recientemente y que era señalada por la nana, salió corriendo alegando que “ya no podía estar más en la casa porque algo muy malo pasaba”.
Con sus hijas mayores.

Su experiencia mística sobre los novísimos
Después de esa limpieza en su hogar, María Alejandra frecuentó la asistencia espiritual y a los 15 días tuvo la siguiente experiencia mística:
Estando en mi cama, por gracia y orden del Señor fui arrebatada por mi ángel guardián.
Me vi en una torre inmensa, veo a la humanidad durante una catástrofe mundial, un terremoto de magnitudes inimaginables que trae consigo la destrucción total de la tierra. Mi más grande preocupación en ese momento eran mis hijos, los tenía tomados de la mano, cuando vi que no había cómo sostenerlos le dije: “Señor, son tus hijos”, en ese momento empezó mi caída.
Todo fue caer, caer, caer hasta abajo y mientras lo hacía preguntaba que dónde estaban todos, que dónde estaba toda la humanidad. Sentí cómo se desprendió mi espíritu del cuerpo físico, sabía que estaba muerta y  finalmente me pude incorporar.
Abogada Nuestra ... una imagen muy importante
 para Alejandra que nos invita a tener en cuenta.
Por una puerta vi revelada mi infancia, quise ir hacia allá pero no me dejaron, me llevaron a otra puerta. Mientras entraba sentí ya mucha sed y hambre, después identifiqué que se trata de la sed y hambre de Dios. Esa puerta por la que entré era el purgatorio, en donde fui recibida por un verdugo que me encadenó, me puso en una parrilla de espaldas, yo tenía mucha pena de haber ofendido a Dios, estás totalmente consciente de que tienes qué purgar, vas en obediencia y con vergüenza porque sabes que no eres digno.
Me fueron pasando por unas cárceles y fui expiando de una en una las penas por cada una de mis  pasiones, de uno en uno pagas por todos los pecados: lujuria, vanidad, avaricia, etc. Cada uno en cada nivel y conforme iba bajando yo sufría más porque ya no quería estar ahí. Me indicaron que volteara hacia abajo y pude ver las llamas del fuego eterno, era el infierno.
En ese momento se abrió la luz hacia arriba y bajó una mujer vestida de luz divina, entonces sentí una paz increíble, Ella venía rodeada de ángeles, todos me limpiaban y Ella también lo hacía con su Manto, ahí entendí su papel como “abogada nuestra”, pues mientras era reclamada por los verdugos por mis pecados, Ella intercedía por mí justificando que habían abusado de mi siempre, que era inocente.

Gracias a su intercesión salí del purgatorio y me pasaron a un lugar muy lindo en el que el ángel de mi guarda estuvo presentando toda mi vida, entiendo como que hicieron un discernimiento y en consenso acordaron pasarme con mi Papá, yo no entendía pero me prepararon para entrar y como en ese momento sentía una gran inquietud por mi hija la mayor, me preguntaron que si quería regresar. Yo dije que sí quería regresar y me dijeron: Pero antes, vas a pasar con tu Papá. Yo dije sí, hago lo que me digan, pero quiero regresar. Me hicieron bebé, hablando de un aspecto de pureza e inocencia, y me pasaron con mi Papá, pero yo no sabía que se trataba de mi Papá Celestial.
"Así es nuestro Padre"
Nuestro Señor no es una energía, tiene personalidad, es un Rey, es todo en una sola persona, es impresionante, yo no tendría manera de explicarlo, está en toda la humildad y toda la majestuosidad, es un ser majestuoso, es el Rey de Reyes, me cargó, cuando me pasan con Él, Él me carga bebé y me dice eres hija de Reyes, en ese momento me soltó y yo caí de espaldas en mi cama.

Ahí terminó la visión.

La oportunidad de conversión
La experiencia de María Alejandra Ibarra pudo haber sido diferente, de lejos vio el infierno, pasó por el purgatorio y fue recibida en el Cielo, pero gracias a que 15 días antes tuvo una amplia confesión después de una vida de pecado, alejada de la Iglesia y los Sacramentos. Es decir, que cuando tuvo esta muerte o esta experiencia de muerte, ella estaba en gracia y por eso señala la importancia de creer y participar de los sacramentos, permanecer en gracia y estar así preparados para el momento de la muerte.
“Estamos ofendiendo a Nuestro Señor y muchas almas se están perdiendo por no creer –advierte-Él nos pide santidad, tenemos que amarlo sobre todas las cosas, pensar en Él antes que en nosotros. Debemos ser humildes, saber que no podemos solos, saber que necesitamos acercarnos a Él, a Su Palabra, a los sacramentos. Esta experiencia es una oportunidad que nos invita a la conversión y a que nos consagremos, tenemos que estar preparados.”
Esto ocurrió hace dos años en los que ha permanecido en dirección espiritual, discerniendo toda su experiencia y es hasta este tiempo cuando le ha sido autorizado hacer público su testimonio.
Ella cree que Dios permitió que viviera esto para alertar sobre el pecado de la apostasía: la negación de palabra o de acto, de la fe, de la creencia en Dios, “es una de las realidades terribles que experimenta el mundo de hoy, haber abandonado a Dios, y haber apostatado a nuestra Iglesia Católica e irnos a buscar a otras ideologías, todo lo que yo descubrí que yo buscaba lo tenía en mi fe católica”.

P. Después de esta experiencia mística, ¿qué pasó con tu vida?
R. Fui descubriendo las revelaciones poco a poco, este tiempo Dios Nuestro Señor me preparó para poder platicar con más claridad, me he preparado, estudiado, conozco de mi catecismo católico, voy a talleres de oración, estoy haciendo apostolados, mi vida ha cambiado he dejado la vanalidad, lo que antes me distraía que era salirme a un restaurant con las amigas, hoy me interesa cómo aprender a orar, el conocimiento de Nuestro Señor, nos sentimos que somos sus hijos y ni siquiera somos sus amigos.
La conversión se dio porque me tocó el alma, mi corazón, mi vida cambió muchísimo, estoy muy agradecida porque me dio la oportunidad de estar de regreso, pero con La Verdad, nuestra fe católica, nuestra Iglesia estamos viviendo la persecución de la Iglesia que nos pide con insistencia que recemos el rosario, que nos consagremos  a los Inmaculados Corazones de Jesús y María.
Está cerca la justicia de Dios, está más clara la llamada de atención, Nuestro Señor pide arrepentimiento y conversión, hay que renunciar a la maldad y al pecado, no tengamos miedo, estemos consagrados a La Verdad.

P. ¿Cómo es la Alejandra actual?
Vivo entregada a mis tres hijos, trato de disfrutarlos cada momento, ser madre es mi primera vocación y mi primer apostolado, además de conocer de mi fe, rezar el rosario. Frecuentemente visito a Nuestra Madre la Virgen de Guadalupe en la Villa, como una parte de consagración muy importante, mi vida está absolutamente consagrada a Dios, me esfuerzo en todo momento por renunciar al pecado.
Todo lo que viví me dejó una gran sed de Él, no puedo dejar de estar todo el tiempo conociéndolo, voy a Misa todos los días, me encanta ir al Santísimo. Además estoy con consejos canónicos buscando la anulación de mi primer matrimonio, que era un asunto que antes no tenía importancia para mí.

P. ¿Por qué la gente no debe practicar las constelaciones?
R. Sin dar una respuesta científica, si nos ponemos a pensar superficialmente, cuando tú estás constelando, hay que representar a gente de tu sistema familiar, que pueden ser parientes muertos o vivos; ¿Quiénes toman ese lugar?, son los demonios, te metes con canales de espiritismo, de demonios.
Yo les alerto sobre no participar en ninguna de esas prácticas, tampoco reencarnaciones, reiki, yoga, todo esto está infestado de demonios y se pone en riesgo el alma, por eso es que todo el tiempo te quieren manejar por medio de la vanidad, el orgullo, para llevarte a la apostasía.





Actualmente, Alejandra padece Lupus y ha tomado su enfermedad como un regalo de purificación. Además, en los últimos meses estuvo internada dos veces por agua en el pulmón, pero sigue llena de Dios, mantiene la fe y la esperanza gracias a las fuerzas que Dios le ha concedido.














Claudia Ortiz
@claudiaortizdev
devazquez21@gmail.com
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