viernes, 4 de marzo de 2016

Sus palabras tocan corazones y los mueven con su testimonio

“He ido haciendo lo que Dios me pide, me siento en una bici doble en donde Dios lleva el manubrio y yo voy atrás pedaleando”

Por Claudia Ortiz
En estos tiempos de tanta polémica sobre la igualdad y los derechos de la mujer, en los que muchas tareas exclusivas para hombres ya son realizadas por decenas de personas del sexo femenino, yo considero que cuando una mujer detecta su verdadera misión, la acepta y la ejerce, de seguro debe haber fiesta en el cielo, igual que en el regreso a casa del Hijo Pródigo.
Y es que sabemos que hay mujeres muy capaces que pueden realizar trabajos difíciles que requieran de inteligencia y gran capacidad y que son muy exitosas; pero no hay mejor y más trascendente tarea que una madre pueda realizar, que entregar su vida a la formación de los hijos, usar su inteligencia y amor para criar seres extraordinarios que cuando crezcan, multiplicarán cualquier esfuerzo que la mujer pueda realizar y con su testimonio dejarán huella. Y la dificultad de que esto se lleve a cabo en la actualidad, es el que quienes han recibido la bendición de ser madres, lo alcancen a distinguir y se comprometan a hacerlo.
Hoy presento el testimonio de Lupita Venegas, que aceptó su Misión y estaba decidida a dejar lo que le impedía realizarla, pero supo, con el apoyo de su esposo, iluminada por los Santos y poniendo su confianza en Dios, organizarse de tal forma que, sin descuidar su primera Misión de esposa y madre, puede hacer mucho bien con su apostolado de evangelización.
En el camino de la vida uno escucha decenas de conferencistas que nos ofrecen “claves” para mejorar en cualquier sentido, pero no hay como escuchar esas fórmulas y ver cómo se practican por parte del mismo que habla, no hay como escuchar cómo se le quiebra la voz en sus relatos, porque lo que dice y comparte, sale desde su corazón amante de Jesús y María.
Lupita Venegas es sicóloga y presidenta de Valora Conciencia en los Medios, una Asociación que busca promover a Cristo a través de los medios de comunicación. Se propuso esta misión después de haberlo olvidado y de haber confirmado que sin Él, nada es posible.



El relativismo: Su gran caída
Lupita nació en un hogar católico, sus papás no sólo le hablaban de su fe, sino que se la inculcaron con el ejemplo.
Fue hasta que ingresó a la Universidad a estudiar Sicología cuando comenzó a cuestionar a Dios, a pensar que Él se había equivocado en ciertas cosas.
El proceso de este ensoberbecimiento inició cuando se quiso sentir intelectual, a decir que sabía de Ciencia, igual que sus profesores, que “decían que la religión era subjetiva, que pertenecía al mundo de los supersticiosos.
“Por pertenecer, por estar en un grupo, por sentirme intelectual, por sentir que yo no era supersticiosa o fanática, yo recibía la crítica a las personas de fe y me la adjudicaba; dicen que una de las armas más fuertes de satanás para apartarte de la fe es la burla, cuando él quiere destrozar tu fe se burla de ti, y muchos por temor al qué dirán, por temor a la opinión de los demás, pues sí dejan su fe a un lado, que fue lo que me pasó en ese tiempo”.
Lupita comparte que fue relativista, comenzó a sumarse a opiniones populares que se oían bien pero eran anticristianas, como “Si me caso por la Iglesia lo hago por mis papás, pero a mí no me interesa”, o plantear que el aborto podía considerarse en algunos casos.
“Nunca dije que Dios no existe, pero era un Dios a mi medida, lo que me parecía lo tomaba, lo que no me parecía lo descartaba; esto es relativismo moral, o sea yo fui víctima total de esta dictadura de hoy en donde cuestionaba las leyes de Dios, porque yo me sentía más que Dios, llegué incluso a pensar que se había equivocado en ciertas cosas, de verdad víctima de un engaño del diablo que me hizo creer que yo podía saber más que Dios”.
Con su testimonio, Lupita Venegas da paz y esperanza a los padres de familia que han sembrado la semilla de Dios, pero ven con tristeza que sus hijos se han alejado de la Iglesia. En esos casos, cuando los hijos son mayores y recibieron en su momento la enseñanza y el ejemplo de una vida cristiana, lo que corresponde al enfrentar un alejamiento es seguir haciendo oración. “Si ya sembraste la buena semilla no tengas miedo, ataques van a llegar, algunas batallas las puede ganar el enemigo, pero la guerra triunfal del Señor va a llegar, tengan paciencia y confíen”.
Cuando los hijos son pequeños, indica tajante que hay que ejercer autoridad, y además de educarlos en la fe con el ejemplo, hay que llevarlos a Misa e incluso el día del Señor realizar actividades para el prójimo como visitar un orfanato o un hospital.

Descubre las consecuencias de la ausencia de Dios
Durante el ejercicio de la sicoterapia fue que se encendió el primer foco rojo sobre el relativismo que vivía, cuando en una reunión de análisis de casos, varios de sus compañeros hablaron sobre las parejas satélite y sus ventajas; ella no sabía de qué hablaban, así que al concluir la reunión se acercó a uno de ellos y le preguntó a qué se referían con ese término:
Me dijo:
-Ah no, Lupita, ¿no te habíamos dicho?, ¿tú estás casada?
- Sí.
-¿Y estás bien con tu esposo?
- Sí.
- Es que para entrar a los grupos de parejas satélite necesitas estar muy bien con tu esposo, te invitamos, está muy padre.
- Si, dime ¿de qué se trata?
- Pues son swingers de parejas, como todos somos conscientes de que tenemos fantasías, pues nos damos oportunidad de tener fantasías, y el esposo o la esposa lo saben, pero están tan bien ellos que no hay bronca de que se compartan.
“Fue el primer gran signo de interrogación, ¿estoy de verdad haciendo lo correcto? ¿Voy a compartir a mi marido por ser muy open mind?, eso ya no me gustó, entonces ese tipo de cosas fueron confrontándome, ya no era lo que habían dicho mis papás, era lo que yo no quería vivir, dije cómo voy a recomendar los intercambios de pareja yo, cuando va completamente contra mis valores y contra mi matrimonio, o sea cualquier día voy a compartir a mi esposo  o voy a soñarme con otro”.
Cuando tuvo a su primera hija: Cristy, a quien educó bajo los propios conceptos que había aprendido en la Sicología moderna: la sabiduría organísmica del Doctor Spock, bajo la que se considera que hay qué “dejar ser” a los niños, sin exigencias, sin horarios, cuando él quiera, lo que quiera.
Basada en esas teorías, le daba pecho a su pequeña a libre demanda “pero fue un caos, no tenía un horario de dormir, le daba cuando quería de comer, no desarrolló tolerancia a la frustración; entonces llegó un punto en donde yo no tenía control sobre mi niña, cuando veía que otras mamás hermosas que tenían formación católica sabían que había que poner orden y disciplina a su bebé, un horario conveniente, yo veía que ellas estaban disfrutando del orden”.

Lupita y su esposo Ricardo.


Volvió a casa…
Lupita constató en carne propia que la ausencia de Dios no conducía a nada, confirmó que educar sin disciplina, límites, ni virtudes estaba dando malos resultados y tuvo la fortuna de contar con buenas amigas que estudiaban Ciencias de la Familia en el Instituto Juan Pablo II, y a las que veía muy felices sin batallar con sus hijos, por lo que decidió estudiar lo mismo y como ellas, integrarse también al Regnum Christi.
Fueron cinco o seis años de un alejamiento que Lupita Venegas califica como un catolicismo light, el peor de todos, no ser fría ni caliente, sino católico tibio; pero logró regresar. “Retomé la verdad para el diseño humano, estudié por primera vez Antropología Filosófica, eso no había en mi carrera de Sicología, y ahí descubrí que hay una verdad y que el relativismo es la más grande mentira, se destruye a sí mismo… y volví a Dios con todo –se le quiebra la voz al recordarlo- pedí perdón arrepentidísima, Señor me aparté de Ti, fui infiel, perdóname. Había fiesta en el cielo porque yo volvía a casa como el hijo pródigo y fue un encuentro muy bonito.”

El inicio de un gran apostolado
Mientras estudiaba en el Instituto Juan Pablo II, Lupita ofrecía un curso de Desarrollo Humano, un día a la semana, en distintas comunidades de la periferia, y cuando a la Institución le fue ofrecido un espacio radiofónico para hablar de la familia, el director le pidió que ese mismo curso que ya ofrecía, lo compartiera en el programa de radio, hablando en nombre del Instituto. Lupita accedió porque en lugar de llegar a 50 personas, a través de este medio podía impactar en muchas más.
El programa de radio fue muy bien recibido y aceptado, y tres meses después otro grupo radiofónico pidió un programa similar, posteriormente otro y luego uno más, de tal forma que en un año ya se hablaba de la familia en cuatro grupos radiofónicos distintos. Esto dio pie a que posteriormente, le fuera encargado el apostolado de Medios de Comunicación en la Arquidiócesis de Guadalajara, después comenzó a participar en Televisa con una cápsula de valores y cuando su tercer hijo, Ricardo -el menor- ya asistía a la escuela, fue cuando inició su apostolado: Valora, Conciencia en los Medios, una asociación que promueve a Cristo en los Medios de Comunicación.
En ese camino, le tocó participar, en unos casos un poco más que en otros, en la instalación de Radio María, María Visión y recientemente El Sembrador, en la zona metropolitana de Guadalajara. De igual manera, Valora ha logrado colocar una estación de radio por internet de forma exitosa, con 24 horas de programación católica y fieles al Magisterio de la Iglesia.
Además le han sido ofrecidos varios espacios en diferentes radiodifusoras católicas fuera del país, al momento, se escucha en cinco diferentes en los Estados Unidos de Norteamérica.
Y todo esto ha sido el fruto de un trabajo en obediencia a Dios, pues –asegura Lupita Venegas- nunca se ha propuesto una meta u objetivo, “he ido haciendo lo que Dios me pide, me siento en una bici doble en donde Dios lleva el manubrio y yo voy atrás pedaleando… yo estoy aquí para ser santa e invitar a otros a serlo”.
De hecho –revela- que siempre tiene la tentación de pensar: “Ya Señor, ya te eché la mano, ya me voy ¿eh?”, sobre todo últimamente, que tiene a sus papás ya grandes y la necesitan más, y que su esposo también ya tiene otros planes; pero al parecer su misión con este apostolado no ha concluido, “todo el tiempo hago lo que creo que es su voluntad”.
Incluso aprecia Lupita, cómo el Señor la cuida, pues cuando un programa comienza a ser exitoso, le dan las gracias y la sacan del aire, “Dios me quita, lo cual me parece bien, Él está cuidando que yo tenga pureza de intención, que el éxito nunca se me vaya a ir a la cabeza y crea que yo estoy aquí por mis méritos”.

Con los programas de radio, puede llegar a más personas simultáneamente.


Su misión de madre y esposa, la primera y más importante
Quien conoce la trayectoria de Lupita Venegas se impresiona y pregunta cómo puede cumplir con todo, predicar, cumplir en su casa y a la vez con lo que predica, y logra hacerlo por gracia de Dios y en obediencia a Él al atender, antes que nada, su primera misión.
Pero no siempre fue así, tuvo que pasar antes por una crisis matrimonial porque estaba dedicándole mucho tiempo al apostolado y estaba descuidando a sus hijos. En una ocasión, en la que muy emocionada le contó a su esposo que iba a emprender un viaje porque podría darse la oportunidad de traer Radio María a Guadalajara, su esposo no estuvo de acuerdo y le hizo ver que estaba descuidando a su familia.
Lupita no recibió con agrado esa reacción y se molestó con él, sintió que era un egoísta, “pero como yo emprendía una vida de oración, medio chueca en ese momento, pero con oración, Dios me dijo  si tú  quieres servirme a mí, pero descuidas tu primera misión como esposa y madre, no me estás sirviendo a mi, no te engañes, te estás sirviendo a ti misma”.
Agradece el esposo que Dios le dio porque con mucha firmeza y liderazgo le habló, incluso de separación, si elegía su apostolado, y esto pasó a pesar de que al inicio de su matrimonio, habían acordado no hablar de divorcio, pero se decidió a hacerlo para que las de Lupita no fueran sólo palabras, sino que se notara que realmente para ella lo primero era la familia.
Una vez que el Señor le permitió ver que su esposo tenía razón, habló con él y le dijo que dejaría el apostolado, que elegía a su familia, pero no era eso lo que su esposo quería, sólo había que dejar “el exceso del apostolado”, buscar orden en los tiempos y dar prioridad a la familia, y así lo resolvieron.
“Empecé a leer vidas de Santos y alguno decía, el que quiera servir a Dios y se organiza, puede hacer siete veces más en menos tiempo, y me acuerdo que eso se me quedó muy grabado, empecé a organizarme y le dije a mi marido, voy  a trabajar solo por la mañana”. Así Lupita llegó a un acuerdo con su esposo, pudo hacer aquél viaje y junto con otros amigos, lograron traer Radio María a México; posteriormente se organizó ya que, por la naturaleza de su apostolado, para poder dar conferencias, sólo agenda una por semana, y por sus programas de radio en Estados Unidos, sólo agenda un viaje al mes.
Para respetar el espacio de su familia, Lupita abre su agenda y reserva, primero que nada, un fin de semana, cada 15 días, con su familia, esos días son “irrenunciables” asegura, toda la familia tiene el compromiso de participar y no faltar; asimismo aparta las fechas del viaje familiar anual y del que realiza sola con su esposo y por último quedan salvados aquellos días de cumpleaños y compromisos familiares como el día del abuelo, la Navidad, día de la Madre y del Padre, por ejemplo.
Sobre ese calendario, en donde ya están reservadas las fechas familiares, agenda Congresos, eventos de trascendencia en la Iglesia, Congresos Eucarísticos, Cruzadas Matrimoniales, compromisos con las radiodifusoras en las que participa y conferencias los jueves.
Por la mañana, todo su día es para transmitir en vivo o grabar programas de radio, a las 2 de la tarde ya está en su casa y recoge a su papá para comer con él y con quien, por sus actividades, pueda integrarse a la comida familiar; mientras que por las tardes, los lunes, son de su grupo de oración de la Agrupación de Esposas Cristianas al que procura no fallar; los martes alterna grupos y actualmente los miércoles, está ofreciendo el taller No te limites en la Parroquia de San Bernardo.
Algunos de sus programas, en vivo y pregrabados, son de 7 a 8 am para El Sembrador, en el 880 de AM; de 9 a 10 am para Guadalupe Radio, de Los Ángeles California; de 11 am a 12, para Simplemente Supérate, en el 1480 de AM y de 6 a 7 pm por el 1040 de AM; además de otros programas en Estados Unidos y su transmisión por Valora Radio a las 4 y 8 pm.
Lupita ha contado con la bendición de los medios de comunicación para llegar a más personas, pero al mismo tiempo, esto ha multiplicado las personas a las que hay que atender y que buscan en la conferencista y sicóloga, una palabra de luz y ánimo para resolver sus problemas. Para lograrlo ella se apoya en el grupo de 60 asesores familiares que ya hay en Valora.


De viaje familiar.


El ejemplo arrastra
Lupita y su esposo dieron a sus hijos, Cristy, Flor y Ricky, una formación católica, educándolos con el ejemplo y sin faltar a Misa, y si bien, ellos no han dudado de su fe, sí han tenido dudas que ellos mismos resuelven leyendo autores intelectuales, agnósticos y ateos convertidos como Chesterton, el Cardenal Neuman y Tolken, entre otros; y lo único que ha pasado, afirma nuestra entrevistada, es que ellos constatan una y otra vez que la fe católica tiene toda la verdad revelada por Cristo y ésta es inalterable e irrenunciable.
Y si bien toda su familia está muy preparada y defiende muy bien su fe, las hijas mayores salieron más bien tímidas como su papá, pero Ricky, el hijo menor, está siguiendo los pasos de Lupita y recientemente han ofrecido conferencias juntos y esto surgió luego de que él se fue a un retiro juvenil que le gustó mucho, por lo que se involucró como servidor, poco a poco se involucró con la música y comenzó a musicalizar retiros, y un día invitó a su mamá a involucrarse en el tema de EVAE (El Verdadero Amor Espera) se puso en contacto con la coordinadora en Guadalajara, le ofreció su apoyo para participar juntos en el tema, y así comenzó a trabajar en la evangelización junto con su hijo cuando le solicitaron el tema “Vamos a mejorar la relación con mi hijo adolescente” y bromeando sobre lo que el hijo diría, a manera de queja, de la madre, surgió que fueran a dar juntos la conferencia, y así lo hicieron;  al trascender la charla, ambos fueron invitados para un evento de Guadalupe Radio en Los Ángeles California, entre otros sitios donde ya se han presentado juntos.
“Nos gustó unirnos para presentar a Cristo”, comentó sobre esta experiencia Lupita, dijo que ambos se entregan desde el corazón atendiendo al llamado del Papa Francisco, “menos rollos y más testigos… le decimos al mundo que cuando se vive con Cristo al centro, los problemas están, pero se solucionan, no se empeoran”.
Entonces, los martes, alterna grupos, uno lo dedica al apostolado de su hijo Ricky, otro martes asiste al grupo de hombres solos que han perdido su familia, otro más a las mamás solas y triunfadoras y el último de cada mes es para matrimonios.

Con su hijo Ricky, quien sigue sus pasos.

El activismo, el mayor peligro en el camino de la evangelización
Gracias a los medios de comunicación y a los programas pregrabados, Lupita Venegas llega a muchas personas, buscando hacer el bien, presentando a Dios y ofreciendo los caminos para superar las dificultades yendo siempre a Él. Y a pesar de que ya es mucho lo que hace y de que cuida los tiempos para su familia, la principal dificultad en el camino, es el activismo, es decir el aceptar hacer siempre algo más.
“Tengo que estar luchando contra mi necesidad de hacer cosas y cuidar mucho mi vida de oración, si yo no oro pierdo el sentido, entonces le pido a Dios que me dé esas horas de oración fuertes todos los días, y que me ayude a decir que no a muchas cosas, porque me invitan mucho, me llaman mucho, por no decir no, les digo que sí, pero en detrimento de mi tiempo de oración y eso es muy peligroso”.
Lupita Venegas cuenta con el apoyo de su director espiritual y busca cuidar mucho este aspecto, pero siempre es una tentación, admite, y si bien no falta a su Misa diaria, el Ángelus y el Rosario cada día, tiene otros compromisos de oración como su meditación, su balance, en general otros compromisos de oración de una vida en el Señor.

Aprovecha para exhortar a quien se dedique, como ella, a la evangelización, “no importa lo que yo sepa o yo haga, importa que yo tenga a Cristo, eso es lo que importa, si lo tengo puedo darlo … no hay que bajarle a la vida de oración, es más si es posible, exigirnos un poquito más”.

Cuida mucho su tiempo de oración.
Claudia Ortiz
@claudiaortizdev
devazquez21@gmail.com

2 comentarios:

  1. Gracias por ese testimonio, me ha ayudado mucho

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  2. Hermosa la vida de lupita Venegas y ahora con su hijo en las andadas DE Dios .Esto es magnífico .Dios bendiga a las familias.

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