Por Claudia Ortiz
Pudo perdonar, gracias a la oración. |
Immaculée Ilibagiza sobrevivió
al genocidio más cruel, a las condiciones más inhumanas y al odio más
incrustado que podría haber sentido una persona, y por la gracia de Dios,
totalmente recuperada, física y espiritualmente, ahora busca ayudar a
levantarse no sólo a otras personas de cualquier parte del mundo, sino también
y especialmente a su pueblo que se hundió con ella.
Un pueblo sumergido en odio y
sangre
Fruto de un odio racial
previamente sembrado y muy bien cultivado, entre los tutsis y los hutus, en
Ruanda; en abril de 1994 los hutus tomaron los machetes y se lanzaron a matar
indiscriminadamente a los tutsis. No hubo distinción de edades, ni de sexos;
tampoco importaban los sentimientos, los hutus asesinaron despiadadamente a
amigos, vecinos, compañeros de escuela y personas que habían visto por ellos y
los habían ayudado a salir adelante.
Cuando comenzó la masacre,
Immaculée escuchaba las noticias en casa de sus papás, en donde pasaba las
vacaciones. Habían asesinado al presidente… y se esperaba una guerra civil.
A pesar de la preocupación de sus
hijos, Leonard, su padre, desestimó la posibilidad de que eso creciera y
llegara hasta ellos; pero contra todos sus pronósticos, la ola de odio se
extendía y los asesinatos se multiplicaban, por eso tomó la decisión de enviar
a su hija Immaculée a casa del pastor Murinzi, para que cuidara de ella.
Con sólo la ropa que llevaba
puesta y el rosario rojo y blanco de su papá, Immaculée llegó a casa del pastor
y junto con otras mujeres fue resguardada en la casa hasta que la situación fue
más crítica y el pastor decidió esconder a las seis mujeres en el baño de su
cuarto, guardando el secreto de su presencia, incluso a su propia familia.
Desde el baño, las mujeres
podían escuchar a los asesinos contar como “hazañas” la cantidad de tutsis que ya
habían matado, cómo lo habían hecho, expresar su odio sobre las “cucarachas”
como se referían a las tutsis, e incluso Immaculée escuchó a uno de sus
compañeros de escuela decir que ya había matado a todos sus compañeros y que
sólo le faltaba ella.
Los asesinos llegaron en varias
ocasiones a buscar en la casa del pastor y eso motivó que Immaculée entrara en
profunda oración, se aferró a su Rosario y pidió ayuda a Dios, quien la salvó a
ella y a sus compañeras, pues durante la búsqueda en casa del pastor, nunca
abrieron la puerta del baño.
Dos mujeres más ingresaron en
el baño de un metro por 1.20, en donde se debían alternar para sentarse por
algún momento.
Mientras afuera miles de
tutsis eran asesinados cruelmente, cientos de cadáveres y ríos de sangre
inundaban las calles, el pequeño baño en casa del pastor se convirtió no sólo
en un refugio para salvar la vida, sino en un santuario para salvar el alma, ya
que Immaculée ganó la lucha y se mantuvo en oración, pidiendo primero por su
vida, comprendiendo después que debía perdonar, pero también pidiendo luz para
seguir el plan que el Señor tenía para ella.
Lista de nombres de los víctimas del genocidio. |
Durante los 91 días en que
estuvo encerrada, cada día rezó 27 rosarios y 40 coronillas a la Divina
Misericordia, además pudo leer la Biblia gracias a que el Pastor le facilitó
una; y también en los últimos días de su cautiverio, comprendió que debía
estudiar inglés y convenció al pastor de que le prestara algunos libros para
hacerlo.
Finalmente, las ocho mujeres
salieron de casa del pastor rumbo a un campamento de soldados franceses que
asistieron a tratar de contener la situación, la libertad no fue fácil ni fuera
de peligro, pero Immaculée tuvo claro que el Señor la preservó.
Entre abril y junio de 1994
fueron asesinados alrededor de un millón de tutsis en Ruanda, junto con ello el
pueblo se sumergió en la pobreza y la desesperanza.
Immaculée obtuvo un empleo en
la ONU, tal como previó que sería, y tuvo un encuentro fortuito con un
escritor, que la orientó para escribir su primer libro: “Sobrevivir para
contarlo” con el que ha ayudado a cientos de personas a sanar y perdonar; y que
impulsó su misión para recorrer el mundo contando su testimonio.
La reconstrucción
Uno de los factores que muchos
años atrás propició la división racial, fue la tarjeta de identidad, que
establecía la raza del portador y le facilitaba o no, algunas consideraciones.
Después del genocidio, la tarjeta de identidad fue suprimida. “En la actualidad -cuenta Immaculée- no hay
división de tribus, se llaman entre sí ruandeses, aunque pueden reconocerse
entre ellos por sus características físicas, pero no se mencionan ni se separan
entre sí”.
La
población que en su momento pudo huir de Ruanda ha vuelto y la economía se ha
restablecido y mejorado considerablemente, gracias a su trabajo en la
agricultura, sembrando frijol, plátano y maíz, entre otras cosas.
P.- A
25 años de ocurrido el genocidio, ¿consideras que el mundo se ha olvidado de
Ruanda?
R.- El
resto del mundo sí ha volteado a ver a Ruanda y están invirtiendo y colaborando
a su crecimiento.
Ahora ayuda a su gente a
levantarse
Ayudando en la construcción de la carretera que lleva directo al Santuario de Nuestra Señora de Kibeho |
Las fundaciones “Left to tell”
e “Immaculée charity” operan con un porcentaje proveniente de la venta de sus
libros, así como de sus conferencias, y actualmente sostienen a dos mil
estudiantes de bajos recursos en dos escuelas, una en Kibeho y otra en Namibia,
en el sur de África, además de apoyar el Seminario Menor y la reconstrucción de
Iglesias
La sanación
P.- ¿Qué ha pasado con el
dolor de aquellos que experimentaron la pérdida de familiares y del trauma de
la persecución?, me puedes contar ¿cómo se ha trabajado esto y si se ha
avanzado en la sanación?
R.- La
sanación se logró por la gracia de Dios, entre vecinos es fácil recordarlo y
hablar sobre el genocidio, pero entre los ruandeses no se habla.
P.- Tu
hermano Aimable ¿ha podido superar también los hechos? ¿Le ha ayudado tu
testimonio de perdón?
R.- A
mi hermano le ha servido mucho mi testimonio, él es muy emotivo, aunque
interiormente; nunca hemos hablado de lo que pasó durante el genocidio, sin
embargo, mi cuñada me comentó que cuando leyó mi libro se encerró en su cuarto
y lloró muy fuerte por mucho tiempo… ahora Aimable se ve muy feliz con su esposa
y sus hijos.
Aimable
estudiaba fuera de Ruanda cuando ocurrió el holocausto, por ello estuvo exento
de todo peligro.
El
poder de un pueblo
Después
de un tiempo prudente para recuperar la paz, tras haber conocido la cruel forma
en que murió su familia, especialmente su amado hermano Damascene, de haberlos
sepultado y de asimilar que ellos estaban ahora descansando en paz; Immaculée
tomó una determinación y fue a la cárcel a visitar a Felicien, el líder de la
pandilla que asesinó a su madre y a Damascene. Cuando lo tuvo enfrente, tocó
ligeramente sus manos y le dijo: “Lo perdono” … “Mi corazón sintió un alivio
inmediato”, describe Immaculée en su libro.
P. ¿Sabes
qué impacto tuvo en Felicien el perdón que tú fuiste a darle a la cárcel?
R. Ir
a verlo a la cárcel fue algo muy grande, estaba desaseado, bajo de peso, con
una actitud de que no le importaba nada, supe que algo había pasado en su
corazón; cuando yo estaba llorando y le ofrecí mi perdón, su actitud cambió,
lloró, y me mencionó que había robado de mi casa y que las cosas que robó las
envió con algunas personas para que me las devolvieran.
Años antes, el 28 de Noviembre de 1981, mientras el odio entre razas crecía, la Santísima Virgen María, que se presentó como la Madre del Verbo, se apareció en Kibeho e hizo un urgente llamado a la conversión a Dios y en posteriores apariciones reveló a las videntes imágenes de ríos de sangre que después se hicieron realidad con el genocidio.
P.
¿Tras el holocausto, ha habido más conversiones o las personas siguen sin
entender que debemos amar a Dios para vivir en paz?
R. Tras
el genocidio, las personas siguen aprendiendo de los errores, y su gobierno
está bajo la guía de Jesús.
De
hecho, a principios de año, se celebra un desayuno de oración, al que acuden
representantes de distintos países de África, para agradecer a Dios por su
guía durante todo el año.
Este 2020 asistieron representantes de distintos países. |
P. ¿Se
ha conocido más la devoción y se ha incrementado la oración en Ruanda y África
en general?
R.- La
devoción a Nuestra Señora de Kibeho ha ido creciendo dentro de los mismos
ruandeses y en el resto del mundo, tan es así que ya está listo el proyecto
para la construcción de la Basílica de Nuestra Señora de Kibeho, pues ya se reciben
peregrinaciones de diferentes partes del mundo.
Durante
la reciente fiesta de la Virgen de Kibeho se dieron cita para las celebraciones
alrededor de 15 mil personas, 120 sacerdotes y tres Obispos.
Por
sus hechos los conocerás
En su
libro “Sobrevivir para contarlo”, Immaculée rescató el fundamento de su
corazón, cuidado y preparado por sus papás Leonard y Marie Rose.
De
acuerdo a la costumbre, sus papás le dieron un a nombre único, que reflejaba
sus sentimientos, la primera vez que le vieron a los ojos: “Resplandeciente y
hermosa en cuerpo y alma”.
Sus
papás eran maestros, cultivaban la tierra y eran católicos devotos. Se
preocupaban mucho por ayudar a otros y les inculcaron a sus hijos el tratar a
todos con amabilidad y respeto. Sus buenas obras eran ampliamente reconocidas al
grado de que acudían a ellos en busca de consejo y llegado el genocidio, el
pueblo fue justamente a resguardarse a casa de Leonard y Rose.
“No es
que esté exagerando, pero realmente eran muy buenas personas, a diario rezábamos
el Rosario en familia, hincados, aunque estuviéramos cansados. Mi papá era muy
honesto, buen hombre, trabajador y muy admirado por la comunidad. Venían a
consultarlo las diferentes tribus y en la parte final de su vida fue de gran
soporte para el resto del pueblo, ya que él no tenía miedo de morir, porque si
muriera estaba seguro de que se encontraría con Dios.
“Mi
papá se aseguró de construir una iglesia cerca de casa para ir a rezar todos
los días y me acabo de enterar que la están reconstruyendo y el nombre será "San Leonard" -en honor a su papá- realmente ese detalle tocó mi
corazón; éstas son las personas que lo conocían y eran de las dos tribus.
“Conozco
a una monjita que me preguntó cuándo iba a empezar con la causa de la
canonización de mis padres, pues ella les ha estado rezando y ya recibió
respuesta en sus oraciones, y sobre mi hermano Damascene, también era un santo,
y personas me han dicho que han alcanzado favores por él”
¿Qué
hay sobre Immaculée?
P. ¿Cuáles
son tus planes para el futuro?
R.-
Immaculée no planea mucho, sigue su corazón inspirada por el Espíritu Santo, le
pregunta a Dios en oración qué debe hacer.
Uno de
sus grandes anhelos es, reveló, culminar la construcción de la basílica de Kibeho,
así como escribir varios libros, especialmente el de los 7 dolores de la Virgen
María y otro sobre la cultura de Ruanda, para transmitir los valores a las
nuevas generaciones.
P. Para terminar, te pido un
mensaje para el mundo, de manera especial para los católicos, para que
alcancemos la paz en nuestros hogares y nuestra sociedad.
R. Mi
mensaje para alcanzar la paz en nuestra sociedad es rezar el Rosario en
familia, en comunidad y seguir en oración constante, leer la Biblia y conocer
la vida de los santos.
Immaculée
siempre tiene una sonrisa en el rostro, sigue aferrada a su Rosario y promueve
de manera especial el Rosario de los siete dolores, de la Virgen de Kibeho.
Agradezco a Marisil Landeros y Paty
Figueroa, por su apoyo con la traducción de la entrevista, y las fotografías.
Datos de la autora:
Claudia Ortiz
@claudiaortizdev
devazquez21@gmail.com
devazquez21@gmail.com
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