Por Claudia Ortiz
Contrario a los tiempos en que estamos viviendo, en que
surgen y proliferan los “ninis”, los jóvenes que sienten que no tienen por qué
luchar o una razón para vivir, y se alienta la desesperanza, he conocido a
Fernanda, una joven que ha vivido con su diabetes, pero no con una normal, sino
con un caso único en el mundo, ha estudiado su carrera con esta enfermedad, a
la que ya toma como una condición de
vida y lejos de estar deprimida, se ha dedicado a motivar a otros y promover
mensajes de ánimo y el cuidado de la salud.
Fernanda tiene 20 años de edad, nació en Tuxpan, Veracruz el
23 de febrero de 1995, es la hija menor de Virginia y Jorge, quienes le
procuraron una infancia y adolescencia feliz lo que siempre la motivó a
participar en todo, tenía muchas amigas, era deportista, destacaba en todo y se
esforzaba en cumplir siempre sus metas.
Cuando tenía 15 años de edad, sus papás le dieron la
oportunidad de estudiar inglés en Pennsylvania, en un internado exclusivo para
mujeres, viviendo ahí, sin su familia, tras practicarse unos exámenes médicos,
supo que tenía diabetes, una enfermedad que ni siquiera conocía, de la que
nunca había escuchado.
Aunque dos días después de conocer el diagnóstico llegaron
sus papás, todo el proceso de aprendizaje sobre la enfermedad lo vivió sola.
Una vez que sus papás arribaron a Pennsylvania, querían llevarla de regreso a
casa, pero ella ya había aprendido a medicarse y a cuidarse y no quiso
regresar, quería terminar el proyecto que había iniciado.
La Directora del internado ofreció poner a disposición de
Fernanda el equipo de enfermería del lugar y sus papás accedieron a que se
quedara. Recuerda que lo que sucedió sí le afectó un poco, pero se dio cuenta
que no podía hacer nada para cambiarlo, así que decidió aprender a vivir con
ello y ser fuerte, sobre todo por sus papás.
La diabetes que le diagnosticaron era tipo 1, ella podía llevar
prácticamente una vida normal, hacer deporte, salir de fiesta, desvelarse,
comer lo que quería sólo cuidando las cantidades y sólo se preocupaba por
seguir los cuidados indicados, era una diabetes muy controlada.
Quienes fueron sus compañeras en Pennsylvania, la visitan mientras Fernanda es atendida en la Ciudad de México. |
La enfermedad agrava
Fernanda terminó sus estudios en Pennsylvania, regresó a
casa y continuó con sus planes de vida, ingresó a la preparatoria y cuando
cursaba el último año, la enfermedad detonó sorpresivamente. Una madrugada
despertó sintiéndose muy mal tenía el azúcar alta, pero al aplicar el
medicamento, en lugar de controlarse, sus niveles subían más.
La diabetes no estaba reaccionando normal, guardaba los
cuidados indicados y no lograba controlarla, su estado de salud decayó
considerablemente, se sentía débil, sentía un cansancio inexplicable, veía
borroso y además, bajó mucho de peso.
Tuvo que ser internada para que los doctores comprobaran que
las indicaciones no estaban funcionando, de alguna forma consideraban que podría no estar aplicándose lo que correspondía o guardando los
cuidados necesarios, sin embargo comprobaron que ante todas las indicaciones,
el cuerpo de Fernanda no estaba respondiendo.
Fue diagnosticada entonces como Diabetes mellitus Tipo 1
hiperlabil, es decir que su situación de salud era muy frágil, si ella sufría
cualquier enfermedad por sencilla que fuera, como una gripa o tos, alteraba sus
niveles de glucosa en la sangre, por lo tanto debía extremar mucho sus
cuidados.
Dejó de asistir a la escuela, era internada una vez al mes
para que modificaran sus dosis, no podía caminar, su caso fue estudiado en
muchos lugares porque era especial y trataban de encontrar una forma de
ayudarla para darle una mejor calidad de vida.
A pesar del estado delicado de su salud, con el apoyo de la
escuela y los profesores, siguió haciendo sus tareas y trabajos en casa, y sólo
asistía a presentar exámenes, fue como pudo terminar la preparatoria.
Al concluir este periodo escolar, se fue con sus papás a vivir
a San Diego, en donde siguió recibiendo atención
médica de su doctor de México, Francisco Javier Gómez Pérez, quien es el jefe
del departamento de Endocrinología del Instituto Nacional de Nutrición y se
descubrió el adecuado manejo de su diabetes, que respondía a pocas dosis para
lograr estabilizarla, ya que por el contrario, con las dosis que aparentemente
necesitaba, su azúcar subía alarmantemente. Ahí recuperó un poco de los kilos
que había bajado, se sentía mucho mejor y también recobró su ánimo.
Fermamda con el Dr. Francisco Javier Gómez Pérez. |
Decide enfocar su mente
en sueños y metas
A su regreso de San Diego,
con los síntomas de su diabetes controlados, decidió continuar sus
estudios en Guadalajara. Los médicos consideraban que Fernanda no debía estudiar,
sin embargo a ella se le hacía enfermizo pasar la vida cuidando su salud, por
eso, con el apoyo de sus papás, que han reconocido en su hija menor su madurez y
responsabilidad para cuidarse, se quedó a vivir con sus hermanos Jorge y Paulina.
Ingresó a estudiar Consultoría de Imagen y se mantiene al
pendiente de su salud suministrándose la
insulina que le corresponde tres veces al día con sus respectivos alimentos,
además de una dosis de insulina larga una vez al día por la noche, y se
mantiene en contacto permanente con su médico. De esta forma, ya no frecuenta
el hospital, aunque sí ha sido difícil pues ha debido asistir a la escuela cargando
–en ocasiones- su tanque de oxígeno, pero a pesar de sentirse mal no ha querido
dejar de ir porque le anima ver otras caras y considera también que le ayuda
seguir concentrada en sus sueños y metas, en lugar de enfocar toda su energía a
su salud.
Hace poco el médico le autorizó a hacer ejercicio y tiene
tres meses que ya practica natación y lo combina con caminata. Está a punto de
concluir sus estudios profesionales y después de un año sabático, reanudará sus
estudios para cursar la carrera de Nutrición.
Además, motivada por sus amigos en Facebook, recientemente abrió
una página en donde realiza publicaciones motivadoras y de salud, exhortando a
todos a valorar la vida y cuidar su salud.
También, debido a su experiencia de visitar continuamente
los hospitales, tiene un proyecto personal de Enfermeras a domicilio, porque
sabe lo que es estar en hospitales y asegura que ahí el ánimo decrece, siempre
en casa –sostiene- el enfermo está más cómodo.
Esta es una de las publicaciones que Fernanda realiza en su página. |
La actitud es lo que cuenta
Con su hermana Paulina. |
Esta situación los hizo también ser más apegados a Dios y de
hecho la propia Fernanda asegura que “si esto pasó es porque Dios, al final de
todo este camino, tiene algo muy bueno preparado para mí, porque las cosas
pasan por algo”, afirma.
Reveló que lo que más trabajo le ha costado de toda esta
situación, es hacerse a la idea de que lo que está viviendo es para siempre,
porque la Diabetes no tiene cura, sin embargo confía en que la ciencia que
avanza cada día, encuentre tarde o temprano la cura contra la Diabetes.
Reconoce que sin la enfermedad, su historia podría ser
distinta, ya que en la actualidad, los jóvenes no valoran las cosas ni a las
personas a su alrededor, “estamos en nuestro rollo”; en cambio, en su
situación, ellos –como familia- son más apegados y cariñosos. Con su hermana
Paulina, por ejemplo, por la diferencia de edad y actividades, casi no
convivían, y sin embargo ahora son las mejores amigas, tienen una muy buena relación.
Su mensaje para los jóvenes: “No deben quedarse en el
conformismo, muchos pretenden opinar, pero el mundo no necesita opiniones, sino
actitudes. Valoren mucho la salud que tienen y la vida, porque eso no tiene
precio, y cuídense”.
Con su familia, que le ha brindado todo su apoyo. |
No hay comentarios.:
Publicar un comentario