miércoles, 8 de febrero de 2017

Vivió su Purificación y ahora se prepara en Divina Voluntad


Thalia al centro con sus amigas, rumbo a la JMJ.
“Podemos vivir de manera indiferente, pero para poder vivir plenamente para mí no hay otra cosa más que con Jesús y en la Divina Voluntad, así podemos ganar esa batalla espiritual y a la misma vez vivir en plenitud.”:Thalia Rangel
Por Claudia Ortiz
El mundo tiene puestos sus ojos en los jóvenes; según el pensamiento popular, las nuevas generaciones son nuestra esperanza. Esperamos mucho de los jóvenes, que transformen el mundo –aunque habría qué llegar a un consenso de cuál es el mundo que queremos-, que con sus avispados conocimientos tecnológicos innoven en todas las áreas y realicen interesantes y nuevos descubrimientos que alivien enfermedades mortales y que nos faciliten aún más las cosas.
Pero cuando se dice tener esperanza en los jóvenes es importante tener presente un área más trascendente: Su salvación y la de su generación y siguientes. Si los jóvenes navegaran por la vida con este objetivo, sus frutos serían realmente para beneficio de todos y entonces sí viviríamos una nueva era en donde reinara el amor, la verdad y la honestidad.
Recientemente conocí a Thalia, estábamos en un retiro, lo cual es ya de por sí poco usual entre los jóvenes, pero ella además está interesada y estudiando la Divina Voluntad, y desde ese momento la admiré porque también –olvidé mencionar- estaba donando su tiempo en un retiro de jueves a domingo como servidora.
Thalia, a pesar de su corta edad, tiene una impresionante historia en la que Dios la ha conducido con claridad y con paciencia hacia “Sus cosas” y no siempre con su mano suave; y ella, de llegar a pensar en algún momento que ciertas cosas eran “mochas”, se ha convertido en una servidora fiel que vive cada día la lucha por hacer la Voluntad de Dios.


Comienza la prueba
Nació en Guadalajara en una familia católica el 8 de abril de 1991. Es hija de Arturo y Verónica y tiene dos hermanos, Edgar, el mayor; y Priscila, menor que ella.
Sus papás la formaron en los valores y cuidaron que ella y sus hermanos cumplieran con los sacramentos, pero no recuerda haber vivido y compartido en su casa una gran espiritualidad cuando niña.
Fue hasta que hizo la confirmación que ingresó a un grupo del templo, de esta forma se empezó a integrar en cosas de Iglesia por su interés personal, le gustó el ambiente y ahí hizo buenos amigos.
Mientras cursaba la secundaria, las cosas en casa se comenzaron a poner difíciles ya que a su papá lo liquidaron por un cambio de administración de la empresa en la que trabajaba. Intentó sostener la economía familiar con un negocio pero “no pegó”, comenzó a trabajar por su cuenta pero no funcionó y no logró volver a colocarse en un empleo por su edad.
Fueron tiempos muy difíciles pues había días que en su casa no había ni para frijoles, fue por eso que los dos hijos mayores comenzaron a trabajar para apoyar la situación en su casa y solventar sus estudios, Thalia a los 15 años empezó a laborar en una pizzería mientras continuaba con sus estudios.

Las manifestaciones de la Divina Providencia
Recuerda Thalia que en una ocasión, mientras su papá recorría la Zona Industrial para entregar su currícula, vio a un hombre anciano subido en una escalera queriendo reparar una lámpara él solo. Como don Arturo es electricista, se acercó y le dijo que si quería que lo ayudara, el anciano accedió y cuando la lámpara quedó lista, le extendió un billete de $200 en agradecimiento, don Arturo no quería aceptar porque –le dijo- su intención sólo era ayudarlo, pero el hombre insistió,  y gracias a ese recurso hubo alimento en casa ese día.
En otra ocasión, un domingo, los papás de Thalia salieron muy temprano a Misa, ese día ya no había ningún alimento en el refrigerador, entonces habían planeado que al regresar de la Celebración Eucarística, tocarían en casa de sus vecinos para ayudarlos en cualquier tarea, barriendo la calle o lo que se ofreciera, para obtener algunas monedas para la comida de ese día.
Sin embargo, no ganaron nada y cuando ya habían pensado que le ofrecerían a Dios el ayuno de ese día, vieron a una mujer recogiendo cosas del suelo en la calle y se ofrecieron a ayudarla, pero la mujer les dijo que no eran cosas de ella, que había pasado una camioneta y se le habían caído pero que no habían regresado por las cosas y estaba muy lejos. “Miren lo que es –les dijo- ustedes también tomen”, y resultaron ser paquetes de jamón en rebanadas. Eso les permitió tener alimento durante algunos días.
Como estas dos experiencias, tuvieron muchas manifestaciones que les dejaban en claro que la Divina Providencia estaba siempre con ellos.

La elección de la carrera
Cuando Thalia concluyó la preparatoria tenía cuatro opciones de carreras para estudiar y no sabía por cuál decidirse y mientras estaba en esa disyuntiva, una amiga de su hermano le pasó información de la licenciatura en Ciencias de la Familia. Lo primero que se le vino a la mente es que se trataba de algo muy “mocho”, pero al saber, después, que había sido fundada por Juan Pablo II, le llamó la atención pues siempre había tenido un especial admiración por él y eso le hizo investigar más sobre el asunto, y así se convenció de estudiar esa carrera.
Pero después de la elección se enfrentó a otro problema, su papá le había dejado en claro que no podía apoyarla económicamente, así que en caso de seguir adelante con esa idea, debía resolverlo sola, contando con el apoyo moral de sus padres. Y así lo hizo, se movió, hizo rifas, vendió lo que pudo, consiguió una beca y logró entrar.

La manutención
Cursó el primer semestre, con un poco de trabajo, pues materias como Eclesiología, Teología y Filosofía le resultaron un poco complicadas por su ser racional que le hacía poner todo a debate. Además, los recursos se acababan y debía conseguir un empleo para pagar la primera colegiatura. Faltando 15 días para realizar el pago y después de varios intentos frustrados por conseguir un empleo cuyo horario le permitiera seguir estudiando, una amiga le pidió que la acompañara a una entrevista de trabajo en un departamento Jurídico. Cuando llegaron le propuso que ella también concursara para el puesto y resultó que contrataron a las dos. En ese momento la oferta de trabajo fue providencial y resultó muy conveniente porque era solo por las tardes y por las mañanas podía dedicarse completamente a sus estudios, y además porque estaba a una cuadra de su escuela.
Al terminar el primer semestre, sin embargo, la evaluación no era favorable, tenía anemia y no dormía por la carga de trabajo, ya que de la escuela y el trabajo llegaba a su casa ya muy noche y todavía debía llegar a hacer tarea, por lo que se acostaba hasta las 2 de la mañana. Thalia sabía que tenía qué hacer algo y se puso en manos de Dios.

Al crecer su espiritualidad comenzó a participar en varias actividades de
la Pastoral Juvenil.
La mano del Señor
No puedo dejar de apreciar y mencionar la Mano de Dios tocando y conduciendo la vida de Thalia.
Mientras enfrentaba este problema por sus horarios y carga de trabajo y estudios, el director del Instituto Juan Pablo II la buscó, le ofreció trabajar en la escuela e incrementó su beca. Esto le recortó el horario de trabajo y la presión del pago de la colegiatura, porque un porcentaje de la mensualidad le fue financiada para el término de la carrera.
Simultáneamente, su espiritualidad fue creciendo porque la formación de sus compañeras la invitaba a crecer también en este aspecto. Comenzó a ir al Santísimo, a ir a retiros y se le facilitó el estudio de Teología y Filosofía. También fue aclarando sus inquietudes sobre la historia de la Iglesia. “Me empezó a gustar, me empecé a apropiar de algo que me fue dado en el bautismo”.

Su invitación a la Jornada Mundial de la Juventud
Faltaba un año para la celebración de la JMJ en Madrid y sus amigas, previendo el gasto y los trámites, comenzaron a organizarse para asistir y la invitaron. Thalia no tenía clara la razón por la cual había que ir a ver al Papa, así que el asunto no le llamaba la atención y su respuesta era negativa sobre todo porque no podía considerar la posibilidad de realizar un gasto de esa naturaleza, mientras en su casa faltaban “frijoles y arroz” y porque además debía la carrera.
Sin embargo tuvo curiosidad y desde el primer día que la invitaron se puso a investigar y al final el tema despertó su interés al saber que el Santo Padre Juan Pablo II había iniciado con estas Jornadas; así que oró: “Si las hizo Juan Pablo II –las jornadas- y quieres que vaya, Tú me vas a llevar”. Esta oración se repitió en varias ocasiones cuando durante diferentes momentos posteriores parecía que el Señor le reiteraba la invitación.

Su pase a la JMJ
Junto con sus compañeras que se organizaban para realizar este viaje, se iba al Santísimo para encomendarse y haciendo oración llegaron a recibir citas bíblicas que las remontaron justamente a la JMJ. Para entonces ella ya había comenzado a poner lo que estaba de su parte y se puso a ahorrar, a hacer rifas y a tratar de sacar dinero para que en caso de que fuera la voluntad de Dios que lo hiciera, ella estuviera lista.
Y para mayor “coincidencia” recibió la invitación para asistir a un retiro organizado por “Generación JMJ” para entusiasmar a los jóvenes a participar en la Jornada. En esa ocasión no pudo asistir pero recibió noticias del retiro cuando una amiga le llamó y le dijo que habían rifado un viaje a la Jornada completamente pagado y que su hermano se lo había ganado.
Esto motivó a Thalia a comunicarse con el grupo y ver qué podía hacer para ganarse también su pase. La oferta fue que vendiera boletos para la rifa de un viaje. Cuando había terminado de venderlos, le llamaron para invitarla a participar en el retiro que se llevaría a cabo en San Luis Potosí y que era preparatorio para la JMJ. Le pidieron que llevara los talonarios porque al terminar el retiro se llevaría a cabo la rifa.
Providencialmente se le acomodaron las cosas para poder asistir; los miembros de  “Generación JMJ” la recibieron y la llevaron al retiro en donde se encontró con la sorpresa de un grupo que realizaba alabanzas y cantos carismáticos que ella nunca había vivido anteriormente, por lo que su actitud no fue muy participativa, sólo fue paciente porque estaba segura que estaba ahí para ganarse su viaje a la Jornada.
Al concluir las actividades de ese día, los miembros de “Generación JMJ” se la llevaron a cenar y durante la cena le dijeron: “¿ya te dieron la buena noticia? Estás becada para ir con nosotros a la Jornada, te vas con nosotros el 7 de agosto”. Thalia se quedó consternada, faltaban dos semanas para esa fecha, la noticia no terminaba de ser asimilada y no emitió ningún comentario de alegría. Más tarde buscó a la persona y le dijo: “¿Me puedes repetir lo que me dijiste?”.
Al día siguiente, ya a sabiendas de que estaba becada, se contagió del ambiente y participó en las alabanzas. Durante el retiro conoció el testimonio del Sacerdote que presidía ese retiro y escuchándolo pasó por su mente la idea de consagrarse durante seis meses a Jesús, luego de haber pasado por algunas relaciones de noviazgo que no funcionaron, y su reflexión fue que si ella pretendía acceder al llamado que sentía por la vocación del matrimonio, debía amar a Dios para poder amar verdaderamente.
Había pensado esta idea cuando decidió confesarse y apenas llegaba al confesionario, sin todavía decir nada al sacerdote, él le dijo: “No tengas novio… dedícale tiempo al Señor”, esto le confirmó a darle un sí al Señor y realizó su consagración en su oración personal.

Y antes de irse, su sanación
Para concluir el retiro llegó el momento de la oración de sanación. Thalia se encontraba de pie debido a que por su participación tiempo atrás en tablas rítmicas y bailes, adquirió una lesión en la rodilla que le imposibilitaba correr e hincarse. Aunque le había dolido mucho porque era muy deportista, ya había asimilado que no podría volver a correr, pero todavía le afectaba no poderse hincar a adorar al Señor.
Así que comulgó y por su rodilla tuvo que permanecer de pie a pesar de que en ese momento el Señor le regaló una experiencia mística, le hizo sentir que se encarnaba en su boca y en ese estado de conmoción, por la oración de sanación, comenzó a escuchar que el Señor estaba sanando muchas cosas... y en ese momento el sacerdote dice: “Si crees que el Señor te puede sanar, arrodíllate”.
Ella lo hizo sin pensar y no sintió ningún dolor y fue sanada,  ya no pudo dejar de llorar desde ese momento y hasta que llegó a Guadalajara.

Rumbo a la JMJ Madrid 2011.
Y se rindió…
De regreso a su casa todo fue prepararse para el viaje, sus papás y el resto de su familia le obsequiaron su pedacería de oro, que vendió para juntar algún dinero para lo que se le ofreciera en el viaje y se fue.
Justamente el primer día de la Jornada el Sacerdote con el que viajaba  le preguntó cómo iba a hacer sus pagos y ella se sorprendió y le aclaró que la habían becado, lo cual fue confirmado por sus compañeros. Pero eso la hizo molestarse mucho e indignarse con Dios “Así no se vale” le reclamó por llevarla “con engaños” según ella consideró. Pero en ese momento inició una oración del Bautismo de Fuego y todos los jóvenes a su alrededor comenzaron a recibir dones del Espíritu Santo, ella solo pensaba que era: “histeria colectiva, uno se caían y otros adoraban a Dios y yo estaba enojadísima”. Se acercó a ella, en oración, el Sacerdote y le impuso sus manos diciéndole: “ríndete”, pero ella seguía en la misma actitud y cuando se lo dijo por tercera vez, recibió el don del gozo y el Señor le arrancó su preocupación y el coraje que traía y terminó en el suelo  riendo a carcajadas, llena de una alegría que no comprendía del todo.
Ya en otro momento de oración, con serenidad pudo comprender que por algo Dios había permitido que así sucedieran las cosas y pudo disfrutar del resto de la Jornada, sobre todo porque ahí sintió a Dios vivo y comprendió como es que todos somos Iglesia, Cristo es cabeza y nosotros el cuerpo, por lo que formamos una Iglesia viva.

Más jóvenes deben vivir la JMJ
A su regreso de la Jornada Mundial de la Juventud en Madrid ya se había aclarado que efectivamente le habían ofrecido la beca para el viaje, pero que por error no la registraron y se le ofreció a alguien más, y aunque no era su responsabilidad ella se sentía con el compromiso de pagar porque supo que se pidió un préstamo para que todos los jóvenes pudieran ir.
Ella regresó tranquila porque ya tenía claro que si Dios la había llevado, Él la ayudaría a salir de eso. Pero “en los meses siguientes –cuenta- fui entendiendo que a lo mejor la forma en que Jesús quería que yo pagara eso que había recibido era, no con dinero específicamente, sino con mi vida, con mi servicio, a partir de ahí fue que empecé a servir en los retiros que organiza “Generación JMJ”  y empecé a prepararme y a preparar junto con algunas amistades a varios jóvenes para ir a la jornada de Brasil”.
Coincidió con Juan Pablo, en aspiraciones.
Y es que Thalia estaba convencida de que más jóvenes debían vivir esta experiencia, así que a partir de ese momento comenzó a servir en el grupo misionero de Generación JMJ y a preparar jóvenes rumbo a la Jornada en Brasil.
Simultáneamente, justo 6 meses después de haber hecho su consagración al Señor, conoció a Juan Pablo y antes de iniciar un noviazgo con él, siendo amigos coincidieron en su interés en el camino de santidad a través del matrimonio, por lo que su relación comenzó con ese proyecto a futuro.
Siendo novios junto con algunas amistades comenzaron a trabajar alentando jóvenes, cuyo interés se había multiplicado, de 80 jóvenes de México que habían ido a Madrid aproximadamente, entre 700 y 800 eran los jóvenes mexicanos interesados en ir a Brasil, y de esos, Thalia apoyaba un grupo de 50  provenientes de Guadalajara. Desafortunadamente, la inestabilidad en Brasil había provocado que los hospedajes ya comprados se cancelaran y vendieran a un mejor postor y que se consiguieran nuevos hospedajes pero a un precio superior.
“Yo había visto con qué trabajos y sacrificios habían pagado muchos su viaje, así que mis amigos y yo decidimos renunciar al pasaje que la agencia nos daba por cierta cantidad de personas,  para que a ellos no les aumentara el precio, y le expresé a mi novio la inquietud para que él fuera a vivir la experiencia de una Jornada”. Finalmente un bienhechor donó los recursos para que un joven fuera a la Jornada, y por otro lado los mismos jóvenes donaron su dinero para que Thalia y otro joven más pudieran viajar. Pero las pruebas no habían terminado porque llegando a Brasil se toparon nuevamente con la desorganización de los anfitriones de Brasil y con qué otra vez los habían dejado sin hospedaje, tuvieron que dormir en una escuela donde amablemente los acogieron, pero que les quedaba muy retirada de donde se llevaron a cabo las actividades de la Jornada, pero entre los problemas y las inconformidades, Thalia pudo ver la obra de Jesús a su alrededor, “me deleitaba viendo lo que hacía Jesús en los demás”. Entendió también que en esta ocasión le tocaba “ser Cruz para que otros disfrutaran las mieles”.

PreJornada, Brasil 2013.
Tomando rumbo
De regreso en  México el desorden de Brasil se siguió haciendo presente, pues se encontraron con demandas para la agencia organizadora y mucho problema e inconformidades por los incumplimientos que se dieron durante la Jornada. Aunque Thalia nunca fue demandada, por el momento decidió en oración no participar más en estos eventos.
Además tenía otra cosa más en qué ocuparse, pues antes de irse a Brasil había terminado su carrera, pero también había renunciado a su trabajo, así que ahora debía buscar empleo y comenzar a pagar. Ella estaba tranquila pues si algo tenía muy claro, era su confianza en la Divina Providencia, “todo lo que me preocupaba era poco a comparación de lo que el Señor quería darme, Él me había enseñado a confiar en Dios y en su Providencia, te da lo que necesitas para lo que te pide”.
Los pocos recursos que tenía le alcanzaron hasta que encontró trabajo como niñera y cuidando enriquecer el aspecto espiritual se integró junto con su novio a un grupo de jóvenes que estudiaban el Catecismo de la Iglesia Católica; mientras, pedía a Dios que le ayudara a discernir qué quería de ella, dónde quería que le sirviera con su profesión, pues ella deseaba que sus estudios regresaran a Él con muchos frutos. Cabe decir que el don del gozo no se manifestó más de forma mística, pero se quedó en ella la convicción de la presencia de Dios, encontrando otras manifestaciones del don en lo sencillo de la vida.

Y después de todos los esfuerzos, su graduación.

“Siento que estoy ayudando a las personas”
Al poco tiempo recibió primero la invitación a trabajar en un colegio católico formando adolescentes y jóvenes y se esforzó en imprimir en ellos lo que Dios había hecho de ella.
Al siguiente año recibió una nueva invitación para trabajar en la Fundación Social del Empresariado Jalisciense, en donde labora actualmente.  Ahí se desempeña como Coordinadora de Empresa y lleva un modelo de bienestar a las empresas que llevan por nombre “ELA” Empresa de bienestar libre de adicciones. El modelo, que tiene una duración de 12 meses en cada empresa, tiene como objetivo promover y mantener una cultura de bienestar en las organizaciones para favorecer estilos de vida saludables en sus colaboradores, mejorar el clima laboral e incrementar la competitividad.
“Lo disfruto mucho, ni siento que es trabajo, en todo momento siento que estoy ayudando a las personas, que Dios sigue obrando en mi”.

Y conoció la Divina Voluntad
Hace seis años que escuchó de la Divina Voluntad “y se me hizo muy loco” reveló, ahora comprende que entonces no estaba preparada para eso; pero volvió a escuchar del asunto cuando más de un año después de la JMJ en Brasil la invitaron a un retiro en San Luis Potosí, providencialmente los asuntos de trabajo se acomodaron para que pudiera asistir y escuchó hablar nuevamente de la Divina Voluntad. Por “dioscidencia”, se encontró en el retiro con Ricardo de la Torre, otro joven como ella que estaba explicando el asunto a un grupo de inicio. Le pidió: “explícame qué es eso de la Divina Voluntad, qué tan fidedigno es” y considera que Dios puso las palabras en su boca para que ella se convenciera, respondía las preguntas que tenía antes de que se las hiciera y se convenció de que era lo que estaba buscando; para entonces ya tenía dos años de una ausencia de las manifestaciones del Espíritu Santo en ella y consideró que esa era “la cereza de su pastel”.

P. En tu versión ¿qué es la Divina Voluntad?
R. Para mí es, más que la Salvación, es el Cielo en la Tierra, yo de hace tiempo anhelo el Cielo, pero en Luisa entiendo que el Cielo lo puedes vivir aquí en la tierra y todo es posible en la Divina Voluntad, abrazas toda la humanidad, abrazas toda la Creación, abrazas todo lo que Jesús abrazó en la Cruz, para mí fue muy fuerte leer las 24 horas de la Pasión, por eso entendí que en la Divina Voluntad te unes a Jesús, no solamente los 10 minutos que lo tienes cuando comulgas, sino que en la Divina Voluntad , se puede vivir el hecho de que Jesús haga en ti cada acto.
Thalia explicó que para vivir en la Divina Voluntad hay qué vaciarse de todos los apegos, vicios y afectos mundanos, así como de actos propios que aunque sean hechos con valores y virtudes, no son divinos; y una vez estando vacío, entra la mano de Dios, Su Divino Querer, en la Divina Voluntad para vivir en Cristo.

P. ¿Por qué es para los jóvenes?
R. Porque yo creo que enfrentamos una batalla muy grande, todo lo que se está viviendo en el mundo es consecuencia del pecado del hombre. A nosotros, si Dios quiere, nos va a tocar vivir esta batalla cada vez más fuerte, y es una batalla que por sí solos no vamos a poder llevar a cabo de la mejor manera.
Podemos vivir de manera indiferente, pero para poder vivir plenamente para mí no hay otra cosa más que con Jesús y en la Divina Voluntad, así podemos ganar esa batalla espiritual y a la misma vez vivir en plenitud.
A título personal Thalia –y coincido con ella- considera que los problemas sociales que se enfrentan no se ganarán con marchas ni ninguna otra especie de manifestación masiva, que aunque pueden ayudar, es con actos divinos que comenzará la transformación de las almas, no sólo al bien común sino al Reinado de Cristo.

P. ¿Cómo te ha ido aplicando la Divina Voluntad?
R. Al principio que empecé a leer el Libro de Cielo fue tan bueno lo que empecé a escuchar de Divina Voluntad que yo misma me dije ya no quiero escuchar otra cosa que no sea divina para alimentar mi alma  y empecé a guardar silencio, yo soy muy de música todo el tiempo, entonces en vez de escuchar música empecé a escuchar lecciones de Divina Voluntad, ese fue el primer paso y enseguida empecé a notar cambios en mí y en mis relaciones con los demás porque trataba de repetir como las mismas palabras de Luisa sobre todo en el primer volumen , entendiendo que aunque me ofendan, son ofensas que le están haciendo a Jesús, “no te las tomes como que te las están haciendo a ti, sino me las están haciendo a mí”, le dice Jesús a Luisa. “Cuando sientas que te están ofendiendo a ti recuerda que primero me ofendieron a mí y que a mí me ofendieron más, entonces las ofensas que recibes no son nada comparadas con las mías”, entonces aquellas cosas que me hacían intolerante o que me enojaba rápido en el tráfico, ya las veía de forma distinta  ahora solo quería reparar a Jesús por las ofensas que recibía.
Una vez me tocó ir del norte de la ciudad hasta el sur,  para atender a una empresa allá y me tocó ir varias veces y llegando allá me cancelaron. Y con el tráfico, cuando estaban arreglando allá, hacía hasta dos horas de ida y tres de vuelta… llegaba estresada e intolerante y me desquitaba con todos los que estaban en mi casa, y ahora con lo de la Divina Voluntad me ha sido más sencillo porque si en la Divina Voluntad se puede todo, quiere decir que  Jesús quería bendecir de norte a sur la ciudad, entonces me iba todo el camino diciendo abrazo en la Divina Voluntad a todas las personas que vienen a mi alrededor, reviste con la Divina Voluntad todas sus acciones…

P. ¿Cómo interpretas ahora el tiempo en el que tu familia sufrió por la cuestión económica
R. Para mí fue purificación y todos en mi casa, a su tiempo, lo han entendido así.

Con su familia, disfrutando la vida a plenitud.
Sus papás se involucraron en grupos de matrimonios, han participado en retiros, han ido a servir, y están en paz.
Ella por su parte sigue sirviendo en el movimiento de “Generación JMJ” para preparar a los jóvenes y asiste a su grupo de Divina Voluntad los sábados. También se ha interesado en conocer y vivir la Eucaristía con la Fraternidad San Pedro, que es una comunidad de sacerdotes católicos que celebran la misa tridentina, es decir,  en latín.

Cabe hacer notar que para Thalia también fue una sorpresa que un joven como Ricardo –que es de su edad y que fue quien le explicó personalmente detalles sobre la Divina Voluntad - estuviera empapado en estos temas. Y para ella este asunto que ahora forma parte de su vida es una lucha diaria, “entro y salgo de la Divina Voluntad a cada rato, sigo pecando, a lo mejor en los mismos errores, pero ya no dejo pasar tanto tiempo buscando regresar al estado de gracia”.

Claudia Ortiz
@claudiaortizdev
devazquez21@gmail.com

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2 comentarios:

  1. Cómo encontrar en internet videos sobre la 'Divina Voluntad?. Por favor ayúdenme.

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    1. Yo he encontrado videos de la Divina Voluntad en el siguiente sitio:
      https://www.youtube.com/channel/UCB1aNr0xqSZvF-NrGMZiMRQ
      Espero que la información le sea de utilidad.

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