martes, 9 de octubre de 2018

El don de una voz de alabanza a Dios, obsequiado por un SÍ a la VIDA


Por Claudia Ortiz

Kairy Marquez tiene un talento maravilloso: su voz, es impresionante, fuerte, con un toque singular muy atractivo; y ese impacto musical lo ha utilizado para alabar al Señor y con su canto, ayudar a que Dios toque muchos corazones y haga su gran obra de amor. Su música, sin embargo, pudo no haber existido si su mamá, doña Margarita, hubiera escuchado las voces que la presionaban y le recomendaban abortar a esa bebé que se formaba en su vientre.







Su voz en manos de ... su mamá… Que ¡la dejó nacer!

Su canción "Ganador" la escribió para alentar a su papá, beisbolista profesional.
Margarita quedó embarazada a los 21 años, Tomás, el papá de la bebé, era un beisbolista profesional y la había dejado sola.
Por la pobreza y por la vergüenza de ser madre soltera, la gente recomendaba a Margarita y a su mamá, doña Úrsula, que enviara a su hija a la ciudad para que tuviera un aborto, pero afortunadamente la abuela tenía muy clara la voluntad de Dios y a pesar de las circunstancias poco favorables, respondía a todos los comentarios: “en mi casa no se matan niños”.
Gracias a esa decisión de salir adelante y caminar contra corriente, nació Kairy en una población de República Dominicana. Su infancia estuvo muy marcada por la pobreza, pero a pesar de la falta de la figura paternal, guarda bellos recuerdos porque su abuela “le presentó” al Señor. Ella la acercó a Dios, le habló de Él, y le enseñó a amarlo y refugiarse en Él.

La influencia espiritual de una abuela que honra a Dios
Aunque no entendía y de cuando en cuando se aburría estando en el templo, Kairy estuvo expuesta a todas las gracias de Dios, pues su abuela la llevaba a Misa, la enseñó a recurrir al Señor bajo cualquier circunstancia, a orar y agradecerle por todo.
Recuerda que ocasionalmente llegó a fingir dolor de estómago para no ir al templo con la abuela, pero doña Úrsula sabía que no era verdad y la llevaba de todas formas, “eso me estaba nutriendo –confirma Kairy- ahora me acuerdo de muchas cosas que no captaba en ese momento”.
Kairy creció viendo el testimonio de su abuela aferrada a su fe, tomada de la mano de Dios y confiada en su providencia.

Dejó todo lo conocido
Su papá, Tomás, mantuvo contacto con su mamá  y dada la situación de pobreza en la que Kairy estaba viviendo con su mamá y su abuela, decidieron procurarle mejores oportunidades para su futuro, mandando a vivir a Kairy a Nueva York, con su papá, a quien apenas había conocido personalmente dos meses antes; tenía nueve años de edad cuando enfrentó un cambio radical de vida, se fue a vivir a otro país, se fue a vivir con su papá y dejó a su mamá y a su abuela en República Dominicana, se fue a vivir con su madrastra y empezó a vivir con un nuevo estilo de vida americano, nuevo idioma, nuevo clima y nuevas costumbres. “Me sentía un extraterrestre, extrañaba la tradición de ir a misa con mi abuela, añoraba muchas cosas.
“De chiquita yo estaba muy emocionada de vivir en Nueva York, pero cuando se llegó la hora y no veía a mi mama, no veía a mi abuela, los días pasaban y yo lloraba mucho, yo decía qué infierno es este, Nueva York no es como lo pintan”.

El pleito con Dios
Acordó con su abuela reunirse con ella en el templo,
pero empezó a nacer un resentimiento.

Cuando hablaba con su abuela por teléfono, para darle paz doña Úrsula le decía que fuera a Misa y que se encontrarían juntas ante el altar.
Pero el cambio fue muy brusco, así que poco a poco se fue formando en Kairy un resentimiento contra Dios, se produjo en ella un sentimiento de dolor y molestia, de tal forma que a pesar de sus bases religiosas, entró en rebeldía y su resentimiento fue creciendo mientras ella se iba alejando del Señor.
“Yo cuestionaba mucho eso de la separación de mi hogar, cuando tenía entre 13 y 14 , mis amistades tenían a sus papás, a sus mamás, y yo no tenía esa conexión con mi papi porque no había crecido con él, él es un padre muy amoroso pero, no me sentía en casa, yo lloraba mucho y estaba muy brava con Dios, iba a Misa pero decía, bueno Dios tú definitivamente te olvidaste de mi porque yo no tengo lo que tienen mis amigos.
“A esa misma edad, tuve un periodo en que fumaba cigarrillos y mi papá me botó de la casa, me fui a casa de una tía y hasta como dos días después mi papá fue a buscarme”.

En la intimidad
Durante unas vacaciones en República Dominica, cuando tenía 15 años de edad, su padrino que era dirigente del grupo de jóvenes en su parroquia, la invitó a que se integrara al grupo, que se reunía los domingos. Decía que sí, pero llegaba el domingo y ponía una u otra cosa de pretexto “porque yo no quería utilizar mi domingo para ir a la Iglesia, yo quería divertirme con mis primos, ir al cine, conocía que uno debía ir a las cosas de Dios, pero yo no lo veía como algo sumamente importante, principalmente en mi juventud, yo decía, yo voy a ir cuando ya tenga la edad de mi abuela”.
El último domingo de sus vacaciones doña Úrsula le recordó la invitación de su padrino, así que finalmente fue, y oraron por ella. Cuando regresó a casa de su mamá, comenzó a llorar y fue cuando tuvo su encuentro “muy personal con Jesús, fue muy emotivo porque fue ahí, en la habitación de mi abuela, donde ella duraba horas orando, fue muy bonito que Dios me dio ese momento, no en el grupo de oración donde había mucha gente, él quiso que fuera en la intimidad, solamente Él y yo”.

La sanación

Dios todo puede sanarlo, y finalmente hizo su obra en Kairy.

Cuando regresó a Nueva York, después de sus vacaciones, asistió a un retiro y continuó con su proceso de sanación, “Dios pudo sanar esa área de mi vida, ahora entiendo que mi mamá era tan joven y estaba tan desorientada, quizás siendo madre soltera, y ella no conocía tanto de Dios así como mi abuela, fue una decisión que quizás tomó a la ligera.
La sanación sigue hasta ahora porque nunca llega uno a aprender todo de Dios, de cómo cambia las cosas en nuestro interior, pero ahí empezó, y ahí empecé a servirle a Dios desde la edad de 16 años”.

“Qué detalle Señor has tenido conmigo”
Dios le concedió a Kairy empezar una nueva etapa en su vida, ya en un proceso muy avanzado de sanación, de tal forma que su nueva familia no se viera afectada por el dolor que le ocasionó su pasado.
Conoció a Edwin, su ahora esposo, en el Centro Carismático de El Bronx, en Nueva York, sirviendo en un retiro de jóvenes. Después de un noviazgo de tres años se casaron, y ahora tienen dos niños, Evan de ocho años, y Liam el recién llegado a la familia.
Han visto la acción de Dios sobre su familia, cuidándola para que se mantenga unida. Y es que Kairy había ido a la Universidad e hizo maestría en Recursos Humanos lo que le permitió un trabajo muy bien remunerado, pero el ritmo de Nueva York era muy ajetreado, su trabajo era muy demandante y aunque sí estaba con su familia todos los días, pasaban muy poco tiempo de calidad juntos.

Trabajo bien remunerado VS familia

Su participación en Cielo Abierto, le ha brindado
una vida familiar de calidad
Dios los estuvo preparando por un año y medio para un cambio, dejar ese trabajo exitoso en el mundo y servirle a él exclusivamente, mudarse a una ciudad más tranquila (Palm Beach), para tener un estilo de vida más familiar, “eso fue precisamente lo que necesitábamos para poder ejercer esta vocación nueva de servirle a Dios tiempo completo, además de ser madre y esposa.”
Participar en los conciertos de “Cielo Abierto”, a partir del 2014, le ha dado la oportunidad de cuidar a su familia, pues si sale de misión, es sólo dos veces al mes, de las cuales algunas veces lo hace con su familia y cuando no, viaja de viernes a domingo y tiene todos los otros días del mes para estar con ellos. “Y Dios nos ha proveído muy bien, nunca nos ha faltado nada, aunque dejé ese trabajo que tenía muchos beneficios financieros, pero esto nos ha dado aún más en todos los sentidos, no solamente que nunca nos ha faltado nada en casa, si no también espiritualmente hablando, tenemos muchas gracias en casa y mucha bondad de nuestra familia, gracias al Espíritu Santo que nos ha regalado ese detallazo de tener vida familiar de calidad y también poder servir a través de la música.

La música, un encuentro personal con Jesús Eucaristía

Cuando tenía 17 años escribió la canción “Jesús Eucaristía”, y por los mensajes de testimonio que recibe a través de sus redes sociales, sabe que para la gloria de Dios, muchas personas han tenido un encuentro personal con Jesús gracias a esta canción.
“Fíjate que yo no conocía esa obra de parroquias de hacer adoración, muchas parroquias tenían adoración, pero ya cuando se integra la música, tiene un tinte diferente, yo pienso que la música tiene la habilidad de abrir al corazón, es un lenguaje diferente, y esa canción ha servido para la gloria de Dios, para que muchos tengan un encuentro no solamente con la palabra de Dios, sino también con Jesús Eucaristía, entonces eso confirma nuestra vocación de ser ministros y de extender el reino de Dios aquí en la tierra, de hablar de Jesús, que es nuestro alimento”.

Hablando entre jóvenes
Kairy envió un mensaje a los jóvenes, para que no se desanimen, que opten por Dios y que en esas “bajas” de la vida tengan presente la fragilidad humana y la fuerza del Espíritu Santo para levantarnos.
“Tenemos un Dios que persevera y que nos ama a pesar de nuestro pasado, nos da ánimo y nos reanima siempre.
“Yo me he caído miles de veces, lo digo porque quiero darle ánimo a esas personas que quizás han dicho:  -he fallado mucho a Dios;  yo les digo, personalmente también le he fallado mucho, pero he tenido la bondad de Dios, la misericordia, he escuchado muchas prédicas, he ido a adoración, aun cuando no quiero físicamente, estoy cansada, Dios me ha llamado y Dios me ha dado la fortaleza a través de hermanos de comunidad, seguir adelante, entonces es importante seguir orando tú sólo en tu habitación, pero también ser parte de una comunidad para que puedas siempre servir a Dios”.
Los jóvenes, considera Kairy, pueden mover muchas más almas hacia Dios, por eso destacó que es importante que utilicen su energía para llenarse de Dios y ser su instrumento.

Claudia Ortiz y Kairy Marquez.

*Agradecemos las fotografías facilitadas por Cielo Abierto.
Claudia Ortiz
@claudiaortizdev
devazquez21@gmail.com
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4 comentarios:

  1. ¡Admiro la manera de obrar de Dios en nuestras vidas! y siento como Dios nos ama tanto que a pesar de las circunstancias dificiles, él es ahí , cuidándonos, acompañándonos en este proceso de crecimiento y de encuentro con su amor y misericordia...felicidades Claudia por la redacción de este testimonio de bendición!!!

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  2. ¡Una historia de bendición! Gracias Claudia por compartir este blogg que edifica mi vida y seguro la de muchas personas...Extraordinaria la manera de obrar de Dios en la vida de Kayri y seguro en nuestras vidas tambien va organizando todo para ser algún día el servidor que él desea que seamos...saludos!!!

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  3. Me encantó este testimonio tan enriquecedor, edificante, de mucha motivación para confiar en el alfarero de nuestra vida, la gloria sea para nuestro Señor Jesucristo!!!!

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  4. Hermoso testimonio edificante, enriquecedor, que nos hace confiar en un Dios que cumple promesas, que te moldea de una manera muy especial y especialmente que te hace entregar tu vida al buen alfarero, la gloria sea para Jesucristo!!!

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