Por Claudia Ortiz
Debemos tener muy claro qué significa ser santo para avanzar en este proyecto de vida y perseguir la santidad hasta alcanzarla.
Así como no tenemos que portar sotana ni ganarnos alas ni aureola, tampoco debemos abandonar nuestros trabajos o desertar del matrimonio para irnos al convento, por supuesto que no.
La grandeza de ser Santo es lograrlo desde nuestro ámbito, condición y estado de vida, por eso hay santos elevados a los altares que fueron religiosas, sacerdotes, madres de familia, padres de familia, incluso niños, profesionistas, etc.
Cuando se pretende que una persona sea elevada a los altares, es decir, se busca que la iglesia lo proclame Santo, se presenta una investigación sobre su vida y el ejercicio de sus virtudes, al ser admitida su causa se le puede llamar Siervo de Dios y se le conoce como Venerable, cuando la investigación confirma que vivió virtudes heroicas.
Son heroicas, no por inalcanzables, sino porque la concupiscencia, el egoísmo, la soberbia, nos incitan a ver primero por nosotros y nos hacen resistirnos a amar a Dios en el prójimo, entonces nos costará trabajo vencernos, pero es posible lograrlo.
En realidad se trata de vivir la vida sirviendo a Dios en los demás.
Tú puedes ejercitar las virtudes si en tu trabajo, enseñas al que no sabe; si al ir en tu auto, no te desesperas y no le gritas al que “se te metió”, no te pasas los altos ni te estacionas en lugares prohibidos, y no engañas a la cámara de foto infracciones, bajando la velocidad sólo cuando pasas frente a ella. O sea portarse bien siempre aunque nadie nos vea.
Puedes leer este artículo completo en:
https://www.familia.edu.mx/web/index.php/novedades/item/107-el-abc-para-ser-santo
Datos de la autora:
Claudia Ortiz
@claudiaortizdev
devazquez21@gmail.com
Ayuda a que este mensaje llegue al alma que lo necesita, compártelo a través de Facebook a través del sitio: